OSTEOARTROSIS
La osteoartrosis, llamada también osteoartritis o simplemente artrosis es la pérdida progresiva del cartílago que cubre los extremos de los huesos en las articulaciones, interfiriendo con su funcionamiento normal al producir dolor y limitación para la movilidad. El cartílago reviste las articulaciones con su superficie lisa y congruente, lubrica con líquido sinovial y minimiza las fricciones. Al perderse la cubierta del cartílago, los huesos se rozan produciendo dolor.
Dado que la osteoartrosis es uno de los padecimientos que se presentan con mayor frecuencia en los adultos mayores, pues cuatro de cada cinco ancianos la padecerán en alguno de sus tipos.
La osteoartrosis se manifiesta primero con dolor en la articulación afectada, inicialmente leve y pasajero, pero que se va haciendo más intenso y constante al aumentar el desgaste.
El dolor se produce con el movimiento y se alivia con el reposo, por consecuencia, se presenta una progresiva limitación para la movilidad hasta generar rigidez y, en etapas avanzadas, pueden surgir verdaderas deformidades que ocasionen mayor limitación funcional. Puede aparecer además un grado de hinchazón aunque menos importante que la provocada por la artritis reumatoide y protuberancias en las articulaciones proximales (nódulos de Bouchard). La cojera (síntoma adicional) es producida por el dolor en cadera y rodilla, a veces por algún grado de acortamiento de la extremidad en la artrosis de cadera.
Cualquier articulación puede padecer artrosis, pero son más atacadas las que soportan el peso corporal (cadera y rodilla), siguiendo las de columna, manos y, con menor frecuencia, hombros y codos. Entre los factores que predisponen al desarrollo de la enfermedad se encuentran, en primer lugar, la edad avanzada, pues cuatro de cada cinco personas desarrollan un grado de artrosis después de los 65 años de vida. Las mujeres son un poco más propensas debido a influencias hormonales, también contribuye la obesidad, pues las cargas adicionales sobre caderas y rodilla erosionan tempranamente el cartílago. Igualmente, quienes practican este deporte de contacto fuerte se predisponen al desarrollo de lesiones que facilitan la aparición de osteoartrosis.
Otras actividades profesionales confieren una susceptibilidad especial como, la de bailarina de ballet, que esta propensa a sufrir artrosis del tobillo.
Algunas condiciones también contribuyen al desarrollo temprano de la enfermedad, como la luxación y displasia (defecto en la formación de la articulación) del desarrollo de la cadera cuando no son totalmente corregidas las alteraciones que conllevan y algunos defectos en el alineamiento de las rodillas.
Para diagnosticar la artrosis se toman en cuenta el dolor producido por movimiento y aliviado por el reposo, (distinguiéndolo del dolor constante provocado por enfermedades como la artritis reumatoide), la aparición de nódulos de heberden y de bouchard, la imagen radiográfica, la tomografía axial computarizada y la resonancia magnética.
El tratamiento de la artrosis dependerá de la articulación afectada, la edad del paciente, severidad de los síntomas y del desgaste y condiciones asociadas. En casos leves, se puede usar medicación analgésica o antiinflamatoria, con precaución en los pacientes con historial de gastritis o úlcera de gástrica quienes pueden usar otras sustancias nuevas. Otras medidas son la restricción de la actividad, control de peso, usar un bastón en el lado contrario a la articulación afectada (cadera o rodilla)que le aliviara de un 30 a un 60%, terapia física, ejercicios en el agua, la artroscopía, la osteotomía y un reemplazo articular.
*Enrique Robledo Gutiérrez.
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