Los superancianos
Para terminar este año, un
tema que a todos los viejos nos debe poner optimistas respecto a los estudios
sobre el envejecimiento.
Siempre
que en diferentes foros se toca el tema del envejecimiento, aparece recurrente
su asociación con el funcionamiento del cerebro humano. Y es que la importancia
del cerebro en el funcionamiento integral del cuerpo es tal, que uno de los
grandes temores es el llegar a padecer algún trastorno que altere las
facultades cognitivas de las personas.
Las facultades cognitivas involucran procesos como el aprendizaje, el
razonamiento, la memoria, la resolución de problemas, la toma de decisiones,
etc.
Por
ello toda investigación seria que arroje luz o conduzca a descubrimientos en
beneficio de los viejos, debe ser motivo de regocijo no sólo para los mismos viejos,
sino para toda la humanidad. Es el caso
de una investigación de la Facultad
de Medicina de la Universidad Nortwestern Feinberg, realizada por
la doctora Emily Rogalsky. Ella identificó a un grupo de personas
con una edad alrededor de los 80 años pero con cerebros que daban imágenes
similares a los de 20 o 30 años, o incluso más jóvenes. Estas
imágenes eran tomadas en resonancia magnética, en 3D, y destacaba la capa
externa del cerebro, que era más gruesa que los otros participantes del estudio
de mediana edad (alrededor de los 50 años), cuando lo normal es que se encoja
con el tiempo.[1]
La
corteza cerebral, también llamada córtex,[2]
es la parte más nueva evolutivamente y la más grande del cerebro. Es aquí donde ocurre la percepción, la
imaginación, el pensamiento, el juicio y la decisión. La corteza cerebral es el manto de tejido
nervioso que cubre la superficie de los hemisferios cerebrales y alcanza su
máximo desarrollo en los primates. Contiene
alrededor de 10,000 millones de neuronas y es una delgada capa de materia gris
–normalmente de seis capas de espesor- por encima de una amplia colección de
vías de materia blanca. La delgada capa
está fuertemente circunvolucionada, es decir, conformada por pliegues en forma
de giros, anillos o círculos que si se pudiera extender ocuparía una superficie
de 2500 cm2.[3]
Se sabía que en la vejez el
número de neuronas –materia gris- disminuye, sin poder hacer hasta ahora una
cuantificación exacta de esa disminución. Según la investigación de la doctora
Rogalsky, el grosor del córtex externo
del cerebro proporciona una medida indirecta de la salud del cerebro; un córtex
grueso sugiere un mayor número de neuronas.
Por otra parte, las imágenes cerebrales obtenidas en el estudio muestran
una región profunda del cerebro –la corteza cingulada anterior- que es incluso
más gruesa en los superancianos que en cualquier adulto de 50 años.
La importancia de este
estudio radica en que hasta ahora se había pensado que la pérdida de materia
gris o células cerebrales iba de la mano con el envejecimiento normal. Los resultados de esta investigación abren
brecha para reconocer que hay personas de ochenta años con cerebro similar a un
joven de 20 o 30 años, y aunque sean pocas, para ellas es un privilegio poseer
cerebros con estas características. La
siguiente tarea, será descubrir, cómo alcanzaron estos superancianos, ese
logro.[4] ¿cuál es el secreto?
[1]
http://www.medciencia.com/cuerpos-viejos-cerebros-jovenes-el-secreto-de-los-superancianos/
[2]
http://www.javeriana.edu.co/Facultades/Ciencias/neurobioquimica/libros/neurobioquimica/corteza.htm
[3]
http://es.wikipedia.org/wiki/Corteza_cerebral
[4]
http://www.medciencia.com/cuerpos-viejos-cerebros-jovenes-el-secreto-de-los-superancianos/
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