domingo, 12 de enero de 2014

El Arte de envejecer



Con miras a provocar el interés y aceptación de esta propuesta que desde mi perspectiva resulta novedosa, atractiva e interesante,  el título y el contenido con el que inicio mi participación de este nuevo año,  está tomado de un libro cuyo autor parte de reflexiones espirituales y se apoya en otros pensadores y filósofos,  para desarrollar una forma diferente de entender el proceso de envejecimiento que a continuación intento resumir.
Generalmente se piensa y se juzga a la vejez y al envejecimiento desde la óptica de los prejuicios y estereotipos que en otra ocasión hemos mencionado.  Sólo que aquí el autor, una y otra vez insiste en que “envejecer bien es un arte” que requiere un conocimiento acerca del misterio de la vejez y que es necesario ejercitarlo de buena manera. Como el arte tiene que ver con la imitación, se requiere pues, la creatividad personal para conformar lo artístico; es decir, “el proceso de envejecimiento debe ser creado, configurado”, es personal, individual y cada uno debe realizarlo por sí mismo.  El arte de envejecer se desarrolla cuando la persona de edad puede tematizar su riqueza interior y logra ser escuchada por algún interlocutor.  Un ejercicico de introspección le permite la reflexión sobre cuál es el sentido de la propia vida y de la vejez.
Observemos que en esta interacción se puede ubicar una vez más la necesidad de cercanía que tienen los adultos mayores;  escuchan, hablan si se les pregunta  sin aferrarse, sin intervenir en los sucesos;  pero se mantienen insertos en la vida y en la comunidad y de esa forma se “transforman en bendición para los demás”.
Para ser capaces de hacer de nuestro envejecimiento un arte, antes hay que encontrarle un sentido a la vejez.  Pero…¿es que tiene alguno?
El autor plantea el sentido de la vejez, desde estos considerandos:
1) consiste en reconocer y aceptar la propia edad, la existencia; quien lo hace adquiere sabiduría;
2) la persona anciana se encuentra próxima a lo eterno; porque puede abrir la capacidad de la vida a lo que no tiene principio ni fin, lo que es imperecedero y sobrevive a todas las transformaciones;
3) consiste en transformarse en bendición para los demás.
Desde el punto de vista del autor, es de vital importancia encontrarle el sentido a la vejez porque es la punta de lanza que permitirá a cada viejo transformarse en bendición para los demás. Sin embargo, el camino incluye etapas duras como las siguientes:
·         Aceptación de la propia existencia. Incluye la bendición de la existencia temporal.  Reconciliarse con el pasado, aunque no se puede cambiar, se puede modificar la visión que se tiene sobre él. Aceptar los propios límites, sin desánimo. Aprender a convivir con la soledad, es un camino hacia la sabiduría, porque se vuelve la atención hacia nuestro interior y se entra en contacto con el núcleo más profundo.
·         El desprendimiento. “Toda nuestra vida es un continuo desprendernos. No podemos retener nuestra infancia ni nuestra juventud.  Para crecer y renovarnos es preciso que nos desprendamos constantemente de lo viejo”.  “Cuando nos desprendemos de nuestra valía exterior, descubrimos que nuestro verdadero valor consiste meramente en ser personas”. “Debemos dejar ir nuestros bienes, nuestra salud, nuestras relaciones, nuestra sexualidad, nuestro poder y, finalmente, nuestro ego”.  La muerte es la culminación del desprendimiento.
Una vez que ha operado el desprendimiento, y  buscando siempre el camino hacia el envejecer bien, se deben ejercitar nuevas actitudes que den sostén a la vejez;  forma parte de la espiritualidad, buscar nuevas tareas. También  es necesario vivir en comunidad y desarrollar virtudes como la serenidad, la paciencia, la benevolencia, la libertad, la gratitud, el amor,  que den plenitud a la vejez.
El autor reconoce que el envejecimiento tiene su propio sentido, lleva en su seno un desafío único y es principalemente una tarea espiritual que no es sencilla y se debe abordar gradualmente a medida que se va envejeciendo.
En lo personal sus palabras y sus reflexiones me parecen muy útiles no sólo para los viejos, sino para los jóvenes quienes están distantes de tales consideraciones porque piensan que la juventud está tan alejada de la vejez que tardará mucho en llegar.
Libro: El arte de envejecer
Autor: Anselm Grün
Editorial Alba, S. A. de C. V.
México, Tlaquepaque, Jal. 2012

155 pp.

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