Nuevo modelo terapéutico
Desde
hace dos meses iniciamos con el tema de la
enfermedad y hemos seguido abundando en él, no por agrado; el interés
está cifrado en opiniones de personas estudiosas que con sustento científico
han buscado y encontrado nuevas alternativas que pueden ser discutibles, pero
que sin embargo abren la puerta para que los “enfermos” -cada vez en aumento-, reflexionen, valoren y
decidan algunas nuevas propuestas que coadyuven a la recuperación de su
deteriorada salud. Esto debería ser un proceso que inicia por la información y
posteriormente, si existe el auto convencimiento, gradualmente ir procurando un
cambio en los patrones terapéuticos a los que nos ha habituado la medicina
tradicional.
Según
los testimonios de muchas personas que han sido curadas de penosas enfermedades,
han recurrido a estas alternativas obligadas por la necesidad de sobrevivencia
cuando han sido sorprendidas con un diagnóstico temerario Toda vez que la medicina tradicional en
muchos casos parece tener poco éxito y resulta ser de largo plazo y costosa, la
nueva medicina -llamada germánica-, ofrece sin embargo otra opción para que cada
persona “enferma” o no, recurra en primera instancia a una forma de
autoanálisis que le permita no sólo curarse –si es que está enferma-, sino
prevenir enfermedades descubriendo conflictos ocurridos en su historia de vida,
al tiempo que se convence que la misma
tiene un sentido. El proceso completo
hasta la total recuperación, estará apoyado y supervisado por un médico que
interroga con preguntas certeras para que afloren los conflictos de conciencia
y pueda ayudar a tratarlos.
Ya
Roberto A. Pérez en aquella conferencia titulada ¿Por qué nos enfermamos?,
mencionaba que los
conflictos en la conciencia son siempre el origen más profundo de las
enfermedades que se manifiestan en el cuerpo y recordaba que Platón 500 años
a.C. había sido el primero en concebir lo humano como un alma pegada al
cuerpo. Es decir, no es una novedad de la
época actual, conocer que el hombre sea
un ser dual conformado por una parte material y otra inmaterial y que ambas
intervienen en su existir; no tendría ninguna lógica que una de las dos partes
de este binomio estuviera sana y la otra estuviera enferma. El sentido original de otra famosa frase de
la Grecia Clásica “mente sana en cuerpo sano”, alude igualmente a la
conveniencia de mantener el equilibrio en esa dualidad.
Hoy por hoy, cuando una persona
enferma y acude a una revisión médica rutinaria, no es habitual que le pregunten si tiene algún
“conflicto de conciencia no resuelto”. Y
aunque se lo preguntaran, quizá ni siquiera sabría si lo tiene o no. Estamos tan familiarizados con darle
prioridad al cuerpo, al dolor, al síntoma, que dejamos de lado la otra parte de
nuestra dualidad. El doctor Hamer
insiste que dentro del binomio enfermedad-conflicto, resolviendo el conflicto
se resuelve la enfermedad.
Desde este punto de vista, lo que llamamos enfermedad, es un trastorno
derivado de las emociones que estresan a los seres vivos y de cierta forma son
“llamadas de atención” del cuerpo que nos llevan obligadamente a interesarnos
en ello. Recordemos también a Fromm con su “patología de la normalidad”
argumentando que la enfermedad ocurre por el hecho de “atraer lo que nos daña”,
por “querer aquello que no es bueno para mí”.
Este aferrarse a algo que va contra nuestra esencia y naturaleza, lo
único que provoca es enfermarnos. En
estas condiciones una forma de ayudar al cuerpo a sanar debiera iniciar por
cuestionar al “enfermo” sobre su vida emocional e inducirlo a realizar nuevas acciones:
por ejemplo un autoanálisis, combinado con la práctica del desprendimiento
tanto de objetos materiales como de sentimientos y emociones negativas. En otras palabras, es un vuelco de ciento
ochenta gados al modelo terapéutico acostumbrado cuyo interés para la
cura, sólo son los síntomas corporales -olvidando alma-. El nuevo modelo propone iniciar por investigar los conflictos
emocionales, los del alma, para curar el cuerpo y no a la inversa como ha sido
el proceso habitual.
Conociendo esta información que por otra parte se encuentra disponible
en las páginas de internet, tenemos al menos una alternativa más, para buscar
la recuperación de la salud. Difundiendo
dentro de las redes de apoyo, el efecto multiplicador del modelo, puede lograr
resultados favorables. ¿Usted qué
opina?
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