domingo, 13 de julio de 2014


Nuevo modelo terapéutico



Desde hace dos meses iniciamos con el tema de la  enfermedad y hemos seguido abundando en él, no por agrado; el interés está cifrado en opiniones de personas estudiosas que con sustento científico han buscado y encontrado nuevas alternativas que pueden ser discutibles, pero que sin embargo abren la puerta para que los “enfermos”  -cada vez en aumento-, reflexionen, valoren y decidan algunas nuevas propuestas que coadyuven a la recuperación de su deteriorada salud. Esto debería ser un proceso que inicia por la información y posteriormente, si existe el auto convencimiento, gradualmente ir procurando un cambio en los patrones terapéuticos a los que nos ha habituado la medicina tradicional.
Según los testimonios de muchas personas que han sido curadas de penosas enfermedades, han recurrido a estas alternativas obligadas por la necesidad de sobrevivencia cuando han sido sorprendidas con un diagnóstico temerario  Toda vez que la medicina tradicional en muchos casos parece tener poco éxito y resulta ser de largo plazo y costosa, la nueva medicina -llamada germánica-, ofrece sin embargo otra opción para que cada persona “enferma” o no, recurra en primera instancia a una forma de autoanálisis que le permita no sólo curarse –si es que está enferma-, sino prevenir enfermedades descubriendo conflictos ocurridos en su historia de vida,  al tiempo que se convence que la misma tiene un sentido.  El proceso completo hasta la total recuperación, estará apoyado y supervisado por un médico que interroga con preguntas certeras para que afloren los conflictos de conciencia y pueda ayudar a tratarlos.
Ya Roberto A. Pérez en aquella conferencia titulada ¿Por qué nos enfermamos?, mencionaba  que  los conflictos en la conciencia son siempre el origen más profundo de las enfermedades que se manifiestan en el cuerpo y recordaba que Platón 500 años a.C. había sido el primero en concebir lo humano como un alma pegada al cuerpo.  Es decir, no es una novedad de la época actual,  conocer que el hombre sea un ser dual conformado por una parte material y otra inmaterial y que ambas intervienen en su existir; no tendría ninguna lógica que una de las dos partes de este binomio estuviera sana y la otra estuviera enferma.  El sentido original de otra famosa frase de la Grecia Clásica “mente sana en cuerpo sano”, alude igualmente a la conveniencia de mantener el equilibrio en esa dualidad.
Hoy por hoy,  cuando una persona enferma y acude a una revisión médica rutinaria,  no es habitual que le pregunten si tiene algún “conflicto de conciencia no resuelto”.  Y aunque se lo preguntaran, quizá ni siquiera sabría si lo tiene o no.  Estamos tan familiarizados con darle prioridad al cuerpo, al dolor, al síntoma, que dejamos de lado la otra parte de nuestra dualidad.  El doctor Hamer insiste que dentro del binomio enfermedad-conflicto, resolviendo el conflicto se resuelve la enfermedad.
Desde este punto de vista, lo que llamamos enfermedad, es un trastorno derivado de las emociones que estresan a los seres vivos y de cierta forma son “llamadas de atención” del cuerpo que nos llevan obligadamente a interesarnos en ello. Recordemos también a Fromm con su “patología de la normalidad” argumentando que la enfermedad ocurre por el hecho de “atraer lo que nos daña”, por “querer aquello que no es bueno para mí”.  Este aferrarse a algo que va contra nuestra esencia y naturaleza, lo único que provoca es enfermarnos.  En estas condiciones una forma de ayudar al cuerpo a sanar debiera iniciar por cuestionar al “enfermo” sobre su vida emocional e inducirlo a realizar nuevas acciones: por ejemplo un autoanálisis, combinado con la práctica del desprendimiento tanto de objetos materiales como de sentimientos y emociones negativas.  En otras palabras, es un vuelco de ciento ochenta gados al modelo terapéutico acostumbrado cuyo interés para la cura,  sólo son los síntomas corporales  -olvidando alma-. El nuevo modelo propone  iniciar por investigar los conflictos emocionales, los del alma, para curar el cuerpo y no a la inversa como ha sido el proceso habitual.

Conociendo esta información que por otra parte se encuentra disponible en las páginas de internet, tenemos al menos una alternativa más, para buscar la recuperación de la salud.  Difundiendo dentro de las redes de apoyo, el efecto multiplicador del modelo, puede lograr resultados favorables.   ¿Usted qué opina?

No hay comentarios: