Envejece bien quien ha
vivido bien
El
título de esta colaboración, es una frase que se atribuye a Pitágoras. Independiente del prestigio y reconocimiento
del autor, la frase es de por sí muy
sugerente. Admitiendo que la longevidad
se ha extendido, que el número de viejos
es cada vez mayor, que no obstante, la calidad de vida de los ancianos no en
todos los casos es la esperada y que al contrario, una gran mayoría de ellos
sufre de manera brutal los efectos del envejecimiento, cabría la pregunta ¿significa
eso que mayormente los viejos no han vivido bien? Y entonces nos asalta otra pregunta ¿qué
significa haber vivido bien?
Según
las declaraciones del Dr. Miguel Vilardell, reconocido médico español, se vive
bien si se piensa en los demás. El
envejecimiento es un proceso degenerativo natural, gradual, en el cual el
organismo va perdiendo capacidades. Sólo
que según afirma el mencionado médico, en ese proceso degenerativo, cada
persona gradualmente también, va adaptándose a las pérdidas. Esto significa que un buen envejecimiento
tiene lugar en tanto cada quien pueda valerse por sí mismo sin causar molestias
y pueda llegar hasta el final sin depender de otros. Parecería entonces que envejecer bien es
sencillo, pero no lo es tanto.
De
lo que habla el Dr. Vilardell es del cuidado de la salud, que cada persona,
hombre o mujer, está obligado a tener no sólo al llegar a la vejez. Es un cuidado que debe mantenerse a lo largo
de la vida por hábito, por disciplina, por conveniencia pero también por generosidad. En la medida que cada persona mantenga una
vida saludable, puede acceder a la vejez en mejores condiciones y paliar los
efectos del envejecimiento, sin molestar a otros. No serviría de mucho esperar
llegar a la vejez para comenzar a cuidar la salud. Sería ocioso perder toda la vida lacerando el
organismo para pretender cuidarlo cuando el mismo ha gastado la mayor parte de
su energía vital, o peor aún, es ingrato depositar la responsabilidad y la
atención del deteriorado, lastimado, descuidado cuerpo, en otras personas,
cuando cada uno en lo personal es el responsable de su propia condición.
Lo
opuesto a un buen envejecimiento o un “envejecer bien” dice Vilardell, es el
envejecimiento patológico que no es otra cosa que un envejecimiento prematuro que
conduce a la dependencia. Este envejecimiento se presenta anticipadamente y es
ocasionado por falta de cuidado de la salud y él agrega que es un
envejecimiento perfectamente evitable.
En
otras palabras, cuidar la salud personal es un acto de magnanimidad, grandeza
de ánimo, de caridad. La generosidad
dice el diccionario, es una virtud de las grandes almas. Este espacio dedicado al rubro de las Redes
de apoyo, es ideal para enfatizar de
manera especial la importancia del apoyo que todos los ancianos requieren. Pero también para insistir en que lo deseable
es que ese apoyo sea ligero y no gravoso para quien de forma voluntaria o
forzosa, gratuita o remunerada, tiene
que realizarlo.
La
persona que se va volviendo dependiente, va perdiendo la confianza en sí misma,
se llena de temores porque ya no logra ser autosuficiente, su autoestima se
deteriora y sin pretenderlo pierde también la dignidad como ser humano. Es triste y humillante, que un anciano tenga
que estar sujeto al ojo crítico de un semejante para realizar hasta sus
necesidades fisiológicas más elementales.
El
“cuidador” por su parte, por muy caritativo que sea en la realización de sus
tareas de apoyo al adulto mayor que lo necesita, llega a relegar su propia vida
personal, porque la atención muchas veces se torna en exceso demandante.
Me
parece que esta es una situación que debe llevar a la reflexión a la generación
de jóvenes, para que entiendan que sólo el cuidado de su salud desde temprana
edad, los puede conducir a un “buen envejecer”.
A los viejos que nos sorprendió la edad sin percatarnos de los
inconvenientes que tiene el llegar a viejo y ser longevo, no pudimos
prepararnos y quizá les toque a nuestros hijos o nietos llevar a cabo el
trabajo de “cuidador”. Aunque cada vez
está habiendo más lugares especializados en el cuidado de ancianos, las tarifas
o cuotas no están al alcance de todos los bolsillos; los “cuidadores por tiempo”
tampoco son accesibles para muchas personas.
Así
que haciendo eco de las palabras del Dr. Vilardell, si el envejecimiento es ineludible y lo vamos
a tener que vivir, hagamos lo posible
por no caer en un envejecimiento patológico y cuidemos la salud para transitar
por un envejecimiento saludable y exitoso. Y parafraseando a Pitágoras –si es
que ello dijo- cerramos con una invitación: vivamos bien, para poder envejecer
bien.
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