LA RISA Y EL BUEN HUMOR EN LA VEJEZ
El envejecimiento progresivo de la población está siendo un
signo de cambio y toma de conciencia en aspectos como: salud, bienestar y
calidad de vida de las personas mayores. La expectativa de vida y los signos de
longevidad nos están indicando que ambas van en aumento.
En este sentido la
actitud de las personas mayores con sentido de humor, y con la práctica
frecuente de la risa y la sonrisa pueden fomentar las capacidades naturales de
adaptación al envejecimiento haciéndolo más saludable y exitoso. El buen humor
hay que tomarlo muy seriamente, pues funciona muy bien promoviendo la salud de
manera individual y colectiva.
En gerontología,
el tipo de terapia humorística mejor y más valiosas es aquella que no consiste
en contarle chiste a la persona mayor para hacerla reír, sino en ayudarle a que
pueda adoptar una actitud humorística
ante la vida, lo que le facilitará a asumir mejor su capacidad de
adaptación a las modificaciones biopsicosociales del envejecimiento.
La risa es una
expresión innata que se presenta aproximadamente a la sexta semana de vida, y
cuyos efectos energéticos se traducen en sentimientos positivos los cuales
revelan estados de esperanza, alegría, felicidad y optimismo al igual que el
deseo a vivir. Así mismo se dice que
cinco minutos de risa equivale a
cuarenta y cinco minutos de ejercicios ligero y si se exterioriza a
carcajadas ayuda a que la circulación
sanguínea sea más eficaz, proporciona masaje vibratorio a todo el
cuerpo, aleja temores, elimina toxina y fortalece al sistema inmunológico.
La risa tiene un
poder tan impresionante que mejora la respiración, fortalece al corazón, facilita
la digestión, disminuye la hipertensión (presión arterial alta) al incrementar
el riego sanguíneo. Así como fortalece los músculos. Por otra parte reírse
eleva el autoestima y confianza en las personas, elimina esos pensamientos
negativos, así como la sensación de miedo; es muy importante preguntarse ¿Qué
pasa en el interior cuando nos reímos?
Sabiendo ya como
la risa nos ayuda en muchas cosas, también podemos decir que al reírnos nuestro
organismo segrega diversas sustancias a nivel cerebral en un primer lugar
endorfinas, cuyos elementos que
contienen un gran poder analgésico mitigando el dolor; en segundo lugar se
libera adrenalina que es un componente que incrementa creatividad e
imaginación; tercero dopamina favorece la agilidad mental por ultimo serotonina este posee efectos
calmantes y disminuye hambre y ansiedad.
El Humor: no es
algo que se improvisa para proyectar alegría o buenas relaciones humanas, este
viene de lo más profundo del ser que lo retrata como es por dentro por lo menos
como se encuentran en ese preciso momento y tiene relación con la interacción
entre los seres humanos.
El interés de la
risa y el humor en profesionales de la gerontología para los adultos mayores,
coincide con la práctica de su uso en la
salud desde la historia hasta la moderna concepción de los modelos holísticos
biopsicosociales, así como en sus concepciones humanísticas, los cuales,
mediante su práctica, ha ayudado a fomentar una mejor calidad de vida.
La risa es esa
expresión tan natural entre los humanos, alegre y sanadora es un proceso
emocional psicomotor no tan fácil de definir pero sí muy necesario para estar y
sentirse bien. Desde los tiempos antiguos se viene notando que la risa y el
humor proporcionan salud. Existe una larga creencia en que la actitud de buen
humor, la sonrisa y la risa pueden prevenir y curar la enfermedad, pero sobre
todo fomentar salud. Esta idea la encontramos ya en la Biblia en el libro
de proverbios 17.22 leemos: el buen
humor hace bien al organismo si el espíritu esta triste los nervios se
deprimen. Muchos reyes llamaban a los “bufones curadores” durante sus enfermedades, incluso entre las
funciones de estos bufones de las cortes estaba en mantener la salud Física y
emocional del monarca (Moody R., 1996).
Los científicos y
terapeutas han descubierto que el buen humor y la risa deben practicarse en
cualquier circunstancia, dado que ello beneficia a la psicología del ser
humano, inclusive a sus funciones metabólicas. Por el contrario, la seriedad,
rigidez mental, el ser hosco o repugnante, permite que la persona caiga en
estrés, mal carácter, pésimas relaciones humanas, enfermedades digestivas,
nerviosas, del sueño, entre otras. Por tan beneficios es de gran importancia a
los adultos mayores para evitar, frustración, tristeza y lágrimas, es mejor
practicar la alegría, satisfacción, buen humor y risa.
El gerontólogo
debe estar convencido de estos efectos benéficos de la risa y el buen humor
para la salud y ponerlo en práctica en su ejercicio diario; además de su
beneficio personal va cultivando su propia longevidad física, mental y social,
será una actitud para su alegría espiritual personal. De esto también la
sabiduría popular tiene mucho que decir y de los hebreos encontramos esta
afirmación: un corazón alegre es una buena medicina, pero un espíritu deprimido seca los huesos. Así mismo, la sabiduría de los chinos,
valorando su salud, decían: Si el hombre tiene risa, ¿Qué necesidad tiene de
medicamentos? (Gregorio D., 1997).
Hoy día debemos
ser nuestro propio terapista. Debemos comenzar a ejercitar y fomentar nuestra
risa, sonrisa y nuestro buen humor como terapia personal. No cuesta nada, pero
da mucho a favor de nuestro bienestar. Vayamos de la teoría a la práctica,
ensayemos con la sonrisa, podemos comenzar con un ja-ja, al despertarnos
miremos nuestras caras al espejo sonriendo y riendo y notemos esa cualidad
facial positiva; conozcamos su “fuerza
curativa”. Vale más apostar por el buen humor y la risa que por la tristeza y
la seriedad. Elijamos un día y empecemos a sonreír desde el mismo momento que
nos levantemos. Unos “buenos días” con humor y
sonrisa valen mucho más que un “hola”, “que tal”. Tengamos la
experiencia de reír con grupos y reforzar, unos con otros, sus beneficios.
Debemos promover una ¡ecología gerontológica
del buen humor!. Inventemos nuestro propio ambiente alegre y convenzámonos del
dicho popular el cual dice: que una sonrisa es más poderosa que cien
refunfuños. La risa y el buen humor son herramientas actitudinales
complementarias para el fomento de relaciones saludables entre el profesional
gerontólogo y las personas mayores. Son requisitos fundamentales en estos
profesionales en la atención gerontológica y además fortalece las relaciones
interpersonales saludables y exitosas.
Fuente:
http://envejecimientovejez.blogspot.mx/2013/03/la-risa-y-el-buen-humor-en-la-tercera_19.html
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