Escrito por Maite Nicuesa Guelbenzu,
Doctora en Filosofía
La soledad en la tercera edad
La soledad en la tercera edad es uno de
los grandes enemigos del bienestar de nuestros mayores, un tema preocupante sin
duda, ya que su calidad de vida no solo implica un buen estado físico, sino
también emocional. La amargura y la tristeza roban las ganas de vivir a muchas
personas mayores que se sienten solas. En este sentido, conviene tener en
cuenta que la sociedad y el modelo de familia han dado un giro importante en
las últimas décadas. Por ello, conviene hacer autocrítica. Con la modernidad
hemos conseguido retos muy positivos, pero en la actualidad también tenemos una
profunda crisis de valores.
En este contexto, conviene recordar que
cada persona, haciendo uso de su libertad, es capaz de ir más allá de las
circunstancias sociales. Por ello, lo ideal es que los mayores tengan un
protagonismo importante en el seno de la familia y no se sientan nunca solos.
Necesidades emocionales de las personas
mayores
Las principales necesidades emocionales
de las personas mayores son la necesidad de estima y reconocimiento. Necesitan
sentir que forman parte de la sociedad y de su entorno cercano.
Para las personas mayores es muy
gratificante rodearse de gente más joven porque se sienten más vivas y más
alegres, y necesitan convivir con personas de edades diversas, que aportan
formas de ver la vida y experiencias distintas a las suyas. Está claro que la
alegría también se contagia, y en esto influyen detalles tan sencillos como la
forma de vestir. Por suerte, en la actualidad las personas mayores pueden
apostar por la moda y vestir de una forma juvenil y con colores animados, y es
que el modo de vestir influye mucho en el estado de ánimo.
Sin embargo, es frecuente que algunas
personas mayores puedan llegar a sentirse solas. El motivo es que no tienen
familia, o sí la tienen, pero sus familiares actúan con indiferencia, lo que
muchas veces es todavía peor. La soledad también puede surgir por los miedos y
las inseguridades propias de la edad, o a causa de enfermedades crónicas que
disminuyen su calidad de vida o les impiden desenvolverse por sí mismos.
En otros casos, existen personas que
sufren mucho después de la jubilación ante el cambio que implica la falta de
actividad profesional, y porque perciben su nueva situación como un aislamiento
social por haber perdido también la relación que mantenían con sus compañeros
de trabajo. Este cambio lo notan especialmente las personas que tenían un trabajo
con el que eran realmente felices.
http://www.webconsultas.com/mente-y-emociones/familia-y-pareja/la-soledad-en-la-tercera-edad-8453
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