lunes, 15 de diciembre de 2014



Si lloras por haber perdido el sol, las lágrimas 

no te dejarán ver las estrellas.


                                   Tagoré Rabindranath


¿Por qué los adultos mayores deben cuidarse del frío?




El organismo humano tiene la capacidad de mantener constante la temperatura corporal incluso en presencia de variaciones ambientales. A medida que envejecemos, se producen modificaciones del metabolismo basal, lo que determina cambios en la termorregulación así como en la percepción de la temperatura. Experimentalmente se ha demostrado que el anciano presenta un déficit  de adaptación a la temperatura externa. Tolera mal el calor, pero todavía peor el frío, porque las reacciones vasomotoras metabólicas son poco eficientes. Al  envejecer,  la piel se adelgaza  y se desnaturalizan  los receptores cutáneos de la temperatura, por lo que  el anciano puede tener dificultad para  percibir con certeza  si tiene frío o calor.

Cuando el cuerpo se enfrenta a las bajas temperaturas, se  pierde más  calor del que se  produce y los vasos sanguíneos de la piel deben contraerse para conservar la temperatura corporal. La  vasoconstricción determina que el corazón deba bombear la sangre a través de los vasos contraídos  por lo que se observa un aumento de la presión arterial y consecuentemente un  riesgo mayor de infarto agudo de miocardio. Esta situación ha sido notada en estudios observacionales, que demostraron que a medida que  la temperatura disminuye, se incrementan las enfermedades, y con ello el riesgo de fallecer. (Por cada grado que cae la temperatura debajo de los 18ºC, aumentan las muertes en cerca de 1,5%.).

Algunas recomendaciones para ganar la batalla al frío:

1.- Los ancianos pierden la capacidad de sentir cambios bruscos de temperatura, por lo que se recomienda que si usted o alguien en su familia tiene más de 65 años, instale un termómetro en un lugar visible para vigilar constantemente la temperatura del cuarto.

2- Las temperaturas invernales influyen sobre la presión arterial. Con el frío, la misma tiende a aumentar. Aunque afecta a todos, los ancianos son aún más susceptibles a estos cambios por lo que se recomienda incrementar la vigilancia médica de los hipertensos.

3- Artrosis. Las bajas temperaturas no la ocasionan, pero pueden agravar las dolencias típicas de esta enfermedad relacionada con el sistema locomotor. Es necesario extremar precauciones: evitar cambios de temperatura bruscos, tomar baños con agua caliente para disminuir la rigidez  y evitar aquellas  actividades que requieran gran esfuerzo físico si la persona no está entrenada.

4- Dermatitis. El  frío, el viento y la humedad contribuyen a resecar la piel, se acentúan los eccemas y las grietas en las zonas expuestas de la piel, como la cara y las manos. Se tratará de minimizar el impacto de  las bajas temperaturas con guantes y prendas adecuadas. El uso de cremas hidratantes y  beber líquido frecuentemente resulta de utilidad.

5. Alergias. Hay pacientes sensibles al polen de árboles como el ciprés que provocan los síntomas habituales de alergia primaveral en los meses más fríos. El tratamiento consiste en evitar el contacto con estas plantas y utilizar fármacos para reducir el malestar.

6. Caídas y potenciales fracturas. Si el anciano vive en áreas de frío extremo, debe considerar que la nieve y el hielo puede predisponer a caídas y potenciales fracturas, por lo que se recomienda atención en el uso de calzado adecuado.


7. Trastorno afectivo de temporada. Con el invierno  un adulto mayor  que durante la mayor parte del año lleva una vida normal,  tiende a  aislarse, pudiendo  precipitar  un episodio depresivo. Cuando vea a su ser querido con fatiga creciente, desánimo, irritabilidad o somnolencia excesiva considere la posibilidad de una depresión.

Por: Dr. Moisés Schapira
http://www.docsalud.com/articulo/2362/por-qu%C3%A9-los-adultos-mayores--deben--cuidarse-del-fr%C3%ADo




ENVEJECIMIENTO  Y  VIUDEZ





Las personas viudas generalmente presentan índices más bajos de salud física y mental que el resto de la población que tienen la misma edad según algunos estudios que realiza la Organización Mundial de la Salud (citado en Pamplona, 2009).

  El censo de población y vivienda de 2010 que se realizó en México indica que existen 3 millones de personas mayores de 65 años solteras, separadas, viudas o divorciadas, es decir, casi la mitad de adultos mayores en el país no vive con su cónyuge (INEGI, 2010).
En la sociedad actual, cada vez son más las personas mayores que se encuentran en situación de soledad. Pero, la palabra soledad puede tener diversos significados y connotaciones
Ésta se suele concebir como un sentimiento de vacío, tristeza, o no tener a nadie a quien acudir. Además, la soledad puede ser objetiva “estar solo” o subjetiva “sentirse solo”. El “estar solo” va asociado a aislamiento, mientras que el “sentirse solo” va asociado a melancolía, añoranza y tristeza. No obstante, cabe mencionar que no podemos olvidar que no todas las personas que viven solas, se sienten solas, aunque sí suelen tener un menor sentimiento de estar integrados en la sociedad (Rubio y Aleixandre, 2001).
Por otro lado, son muchas las situaciones o cambios en el ambiente, como la jubilación o la viudez, los que pueden contribuir a que las personas mayores se sientan solas. Últimamente, los cambios en los estilos de vida en las ciudades, así como los avances en las nuevas tecnologías propician los sentimientos de soledad en las personas mayores. En el primer caso, por el estrés y el ritmo de vida orientado al trabajo de la sociedad actual, que hace que los hijos puedan dedicarle un menor tiempo a los padres, ya mayores. En el segundo caso, los avances en las nuevas tecnologías pueden hacer que los adultos mayores se sientan desplazados al no entender el uso de los últimos aparatos tecnológicos ni las conversaciones referentes a ellos. Debemos potenciar el uso de las nuevas tecnologías por parte de los mayores, pues estas ofrecen una diversidad de posibilidades en la mejora su calidad de vida.
Por otro lado, en la aparición o prevención de la soledad influye también la personalidad, la actitud, así como las experiencias vividas. En cuanto a la personalidad, la apertura a la experiencia jugaría un importante papel en su prevención, pues promueve la participación de las personas mayores en actividades, disminuyendo el sentimiento de soledad. En este sentido, se ha observado que la participación social disminuye los niveles de soledad en las personas mayores.
Es por todo ello que las estrategias dirigidas a paliar la soledad irán en la dirección de la ocupación del tiempo libre, mediante la participación en diversas actividades, por ejemplo:
1.- Los centros cívicos,  casas de la cultura, ofrecen numerosas actividades (pintura, acceso a las nuevas tecnologías, relajación, teatro, risoterapia, gimnasia, estimulación cognitiva, etc.) a las que se pueden apuntar.
2.- Aulas de mayores, donde se realizan talleres de temática variada, y las asociaciones de mayores, donde se realizan actividades. Son una buena oportunidad de aumentar la red de contactos y establecer relaciones positivas con otros.
3.- Viajes y otras excursiones organizadas por diversas asociaciones. Realizar viajes y excursiones es muy positivo, ya que además de vivir nuevas experiencias y visitar nuevos lugares, posibilita la interrelación y la creación de nuevas amistades, pudiendo seguir con la amistad una vez finalizado el viaje.
4.- Voluntariado de mayores. Se puede dedicar cierto tiempo a realizar voluntariado. Existen entidades de mayores voluntarios pero, de no conocerlas, propongo Cruz Roja, donde existen programas con diversos sectores poblacionales, por ejemplo, se gestionan programas de acompañamiento, mediante el voluntariado, para personas que no pueden salir de casa con facilidad.
5.- Beneficiario del voluntariado. Para las personas mayores que necesiten ayuda y no puedan salir de casa, en Cruz Roja, por ejemplo, puede solicitar ayuda a entidades de voluntariado para acompañamiento o salidas. Además, se puede ser beneficiario de talleres de envejecimiento activo para personas mayores, además de diversas actividades culturales.
6.- Actividades de *ocio. Realizar actividades de ocio orientadas a las aficiones que uno tenga, como formar parte de un coro, clases de baile de salón, curso de pintura, etc. Se puede reunir con amigos para realizar distintas actividades en común.
7.- Unidades de Estancia Diurna. En las unidades de estancia diurna, la persona mayor sólo permanece parte del día. Estas ofrecen una atención especializada y el usuario realiza actividades físicas, mentales y se relaciona con el resto de usuarios. Al ser centros con pocos usuarios, propicia la relación entre usuarios y la creación de amistades.
8.- Animales de compañía. Por último, están los animales de compañía. Animales como un perro o un gato pueden hacer mucha compañía, pero también hay que tener en cuenta los cuidados que estos requieren y las condiciones físicas en las que se encuentra la persona mayor.
Es importante la asistencia a talleres relacionados con las nuevas tecnologías o tecnologías de la información y la comunicación (teléfono móvil, internet, redes sociales, correo electrónico, etc.) para prevenir la soledad, ya que cada vez están más presentes en la sociedad y están abriendo una gran brecha entre las distintas generaciones.
*Ocio es un estado elevado de emoción placentera que produce una actividad y que no persigue un beneficio específico más allá del disfrute.
Fuente:  blog de Eldersarea         
Silvia Adame Fernández, Psicóloga especializada en Gerontología.


Historia de vida 2




Pertenezco a una familia de ocho hermanos: cuatro hombres y cuatro mujeres.  Soy en orden descendente por fecha de nacimiento, la quinta hermana y en el pasado siempre nos preciamos de ser una familia unida y muy tradicional.  La armonía familiar y entre todos los hermanos era tan fuerte que parecía imposible que algo o alguien la perturbara.  Comenzaron a casarse los hermanos mayores incluyéndome yo y todo parecía miel sobre hojuelas.  Murieron mis padres y  los últimos en casarse fueron la hermana y los dos hermanos menores.  Sólo uno de los mayores, se quedó soltero.  Él fue la cabeza de familia cuando mi padre por motivos de trabajo se ausentaba temporalmente y siempre todos los hermanos tuvimos un gran cariño y respeto por su entrega en apoyo a la familia; enseñamos a nuestros hijos a quererlo y respetarlo y todos conservamos un gran reconocimiento a su solidaridad y responsabilidad familiar.  Era el ejemplo a seguir por todos los integrantes familiares menores.  
El “tío ejemplar” nunca casó pero trabajó como comerciante y en negocios familiares para sacar adelante primero a la familia y después seguirse manteniendo él, pues nunca quiso ser una “carga” para nadie  Todos los hermanos casados  formaron su propia familia y se fueron a vivir aparte.  Mi hermano, el “tío ejemplar”, adquirió algunas propiedades con los ahorros de su trabajo y se mantuvo viviendo en el domicilio de la familia nuclear.  El  no tuvo derecho a ningún tipo de seguridad social y los hermanos insistíamos con él en que debía vender las propiedades y utilizar el dinero en lo que él creyera conveniente; incluyendo algún tipo de servicio médico.  Él había trabajado para conseguir honestamente esas propiedades y justo era que disfrutara de algún beneficio; sin embargo nunca hizo algo, ni siquiera para regularizar los títulos de propiedad. El hermano menor de todos,  después de algún tiempo, enviudó y regresó a vivir con el “tío ejemplar”,  nunca aportó un centavo para la manutención de él ni de sus dos hijos; el “tío ejemplar” prácticamente los adoptó y se entregó a la atención de su hermano y sus dos  sobrinos, igual que lo había hecho en el pasado con todos sus hermanos.
Pero llegó el tiempo en que el “ejemplar tío”, enfermó, no hubo dinero suficiente para atenderlo y  tuvo que permanecer en su casa al cuidado de su hermano menor y sus sobrinos,  quienes ya habían crecido y se encontraban físicamente aptos para asistir a su desposeído tío.  ¡Se les presentó la oportunidad de oro para agradecer al  tío por todas las atenciones que había tenido con ellos! Como seguían viviendo todos en casa del tío, les tocó asistirlo de grado o por fuerza; pero ¡a qué precio! Comenzaron a cobrar a los demás tíos el importe “inflado” gastos, en otras palabras, no estaban cumpliendo con un deber entre seres humanos, mucho menos emparentados.  Al fallecimiento del “tío ejemplar” todos los herederos de la familia nuclear, quisieron vender las propiedades, repartir el dinero –como había sido la voluntad de su papá- y fue entonces cuando el hermano viudo y sus dos hijos alegaron que “las herencias se trabajan” y que ellos no se iban a salir de la casa que era patrimonio familiar,  porque se habían ganado el derecho de seguir viviendo por siempre.  Pareciera que hubieran ayudado a la asistencia del enfermo, no con un afán humanitario y de solidaridad familiar, sino que vieron en el hecho, un negocio para quedarse con las propiedades y todo lo que por derecho le correspondía al “tío ejemplar” y a sus hermanos.
Vale decir que la casa donde actualmente viven, estos “aprovechados”, se encuentra en tal grado de deterioro que durante un fuerte temblor, se les puede venir abajo, pero ni eso los sensibiliza para arreglarla. Todos los hermanos que siguen vivos, se encuentran de acuerdo en la decisión de regularizar los títulos de propiedad, vender y repartir equitativamente el importe,  pero los obstáculos que han puesto el hermano viudo y sus hijos, no lo han permitido.
Aprendizajes
Me parece claro que el primer aprendizaje es el referente a arreglar los papeles necesarios y dejar todas las instrucciones testamentarias perfectamente definidas, legalizadas –de ser posible, incluidas en un testamento-.
Cuando uno está vivo, hay que arreglar todo tipo de documentos (acta de nacimiento, credencial de elector, comprobante de domicilio, contrato de servicios funerarios, etc.), tenerlos a la mano y de preferencia dejar liquidados también los gastos funerarios.  Cuando uno se va, nadie ve con agrado la obligación de pagar gastos extraordinarios como los que se mencionan, los cuales la mayoría de las veces son sorpresivos.  Otro aspecto a considerar es el de evitar gastos innecesarios -“mordidas”- porque no se tienen los documentos que requiere la autoridad y con la premura de la situación hay que recurrir al soborno.
Por lo que se refiere a las familias bien avenidas, son una falacia cuando existen interesas de por medio.  Cuando la familia nuclear se va haciendo extensa, esos intereses se multiplican y los lazos afectivos dejan de ser importantes y se ven perturbados por los miembros más jóvenes.