Deterioro en el funcionamiento del
corazón, alteraciones mentales, depresión o pérdida de peso corporal los
síntomas más frecuentes
El Occidental
6 de diciembre de 2009
Héctor A. Gómez Vidrio
Guadalajara, Jalisco.- Las alteraciones
tiroideas en los ancianos suelen ser mucho más frecuentes de lo que se piensa y
su prevalencia en casi al doble con respecto a lo observado en un adulto joven,
resultando en una afección del tres al cuatro por ciento de esta población de
adultos mayores.
Se ha calculado que entre el ocho al 10
por ciento de los pacientes ancianos hospitalizados presentan problemas a nivel
de su glándula tiroides. Es de advertir que muchos de estos pacientes presentan
un hipotiroidismo subclínico, es decir, que acusan deficiente funciona
tiroidea, pero de carácter insipiente, por lo cual aún no rebasan el horizonte
clínico y por lo tanto no presentan ningún signo ni síntoma de la enfermedad.
Sin embargo, en estos casos una determinación de la hormona tiroestimulante
(TSH) elaborada por la glándula hipófisis ubicada en la base del cráneo, la
encontraremos elevada, siendo este un dato fundamental que nos lleva al
diagnóstico de hipotiroidismo primario, reportándose con una frecuencia aproximada
del 14 por ciento.
Debido a la elevada prevalencia de
problemas tiroideos en el anciano, es recomendable solicitar determinación
laboratorial de hormona tiroestimulante a todo individuo de edad avanzada que
presente deterioro en el funcionamiento de su corazón, alteraciones mentales,
depresión o pérdida de peso corporal, sin encontrarse ninguna explicación clara
para ello.
A medida que avanza la edad disminuye la
frecuencia de aparición de hipertiroidismo o mayor función de la glándula
tiroides, aumentando en cambio el crecimiento de esta glándula identificado
esto como bocio, a consecuencia de tumoraciones benignas (nódulos) o malignas
(cáncer).
Las principales manifestaciones clínicas
de hipertiroidismo en el anciano suelen ser: Insuficiencia cardiaca, pudiendo
presentarse angina de pecho o infartos cardiacos, apatía, fatiga, depresión o
confusión mental, falta de apetito y pérdida de peso, además por supuesto la
posible presencia de tumoraciones detectadas a nivel de la glándula tiroides,
en la parte anterior del cuello.
El tratamiento de hipertiroidismo es
igual que el utilizado en el joven, inicialmente a base de medicamentos para
establecer su control y una vez logrado esto, la administración oral de una
dosis única de yodo radiactivo constituye el tratamiento de elección,
advirtiendo sin embargo que la mayoría de los pacientes (90 por ciento) a
quienes se les administra, desarrollan hipotiroidismo el cual por supuesto debe
ser tratado.
Independientemente de ello, la mayoría de
los casos de hipotiroidismo o deficiente función tiroidea en el anciano suelen
ser consecuencia de cuadros de tiroiditis crónica de Hashimoto y muy
frecuentemente pueden pasar desapercibidos ya que sus signos y síntomas más
comunes como la retención de líquidos con edema o hinchazón la insuficiencia
cardiaca, la piel reseca, estreñimiento, intolerancia al frío, depresión y
confusión mental son semejantes a los provocados por otras enfermedades.
Físicamente los signos suelen ser también
poco específicos como son la cara o facies abotagada, los reflejos
osteotendinosos son lentos, lentitud en la frecuencia cardiaca y edema en las
extremidades inferiores.
El tratamiento es a base de
administración de hormonas tiroideas vía oral, las cuales deben tomarse de por
vida aunque con controles periódicos con objeto de determinar sus
requerimientos específicos durante una época determinada, dependiendo de las
condiciones particulares por las que atraviese cada paciente.
* Médico, jefe del Servicio de
Endocrinología del Antiguo Hospital Civil de Guadalajara Fray Antonio Alcalde y
profesor de la Clínica de Endocrinología en la carrera de medicina del CUCS de
la UdeG.
http://www.oem.com.mx/eloccidental/notas/n1431059.htm
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