LA SALUD Y LA ENFERMEDAD DURANTE EL ENVEJECIMIENTO
Es importante entender que la salud y la enfermedad no son acontecimientos que ocurran exclusivamente de nuestra vida personal. La calidad de vida, el cuidado y la promoción de la salud, la prevención, la rehabilitación, el estado de enfermedad y la muerte misma, acontecen en el espacio social y ecológico en el que transcurre la historia personal.
Con frecuencia los adultos mayores y algunos profesionales de la salud, se preocupan y le dan mayor importancia a la enfermedad que al estado de salud, sin tomar en cuenta que el mejor momento para actuar contra la enfermedad es cuando ésta aún no se presenta.
En este sentido, la salud, su cultivo, su deterioro o su pérdida están ligados a los modos de vida social, a los riesgos y retos ambientales, a los alimentos que consumimos, a la vida productiva, a la distribución desigual de los recursos socioeconómicos y consecuentemente al espacio en el que viven los individuos y las comunidades.
Asimismo la salud de los individuos depende de gran medida de factores que se encuentran ligados a la estructura socioeconómica, ingresos económicos, nutrición, educación, lugar de trabajo, salubridad y otros que se derivan de las condiciones de las grandes urbes, como la contaminación ambiental, el ruido, el hacinamiento, la pobreza extrema, o al medio rural como la accesibilidad de las comunidades, servicio públicos, recursos naturales, desforestación y sequía entre otros.
Es innegable que la comprensión de cualquier suceso humano está siempre entrecruzada por dimensiones bioquímicas, históricas, familiares, culturales, sociales, étnicas, de género, entre otras.
En este sentido, es importante conocer el lado subjetivo y social de los enfermos, ya que la biografía, la personalidad, la interacción con familiares, culturales y sociales ocupan un lugar central en la aparición de las enfermedades y consecuentemente en las acciones médicas.
Por lo tanto, la individualidad es un elemento fundamental que se manifiesta en diversas formas.
La vulnerabilidad al estrés, la predisposición a ciertas enfermedades, las reacciones a los medicamentos, entre otras.
En el ámbito gerontológico, el concepto de salud contempla elementos objetivos, como el estado de ánimo, sensación de bienestar, integración social, felicidad entre otras.
Se considera como un estado aceptable de salud para el adulto mayor, la capacidad de atenderse a sí mismo y desarrollarse en el seno de la familia y de la sociedad, la cual le permite de una forma dinámica, el desempeño de las actividades de la vida diaria.
Por tal motivo, se le considera a un adulto mayor como sano aun si presenta algún padecimiento crónico-degenerativo bajo control, siempre y cuando sea funcional en los ámbitos biológico, psicológico y social y tenga una buena percepción subjetiva de su salud y bienestar considerando su edad y contexto sociocultural.
Finalmente, no debemos olvidar como se señaló anteriormente, que la salud no se limita sólo a las molestias físicas, abarca el bienestar subjetivo, la satisfacción y motivo de vida, lo cual es fundamental para alcanzar el máximo de calidad de vida de cada persona.
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