EL CEREBRO DEL ADULTO MAYOR PUEDE SER
PROACTIVO
La PROACTIVIDAD O EMPODERAMIENTO de un adulto mayor
tiene implicaciones a nivel individual, organizacional, político,
sociológico, económico y espiritual.
Es un proceso personal a través del cual el individuo toma control
sobre su vida, de sus derechos y de sus obligaciones.
Representa la expansión de los recursos y capacidades para
participar, negociar, influir y controlar lo que afecta a sus vidas.
Esto sólo será posible si el individuo logra alterar la percepción de
sí mismo y tomar control sobre su vida.
Podríamos decir que es “la habilidad de tomar decisiones” en
cuestiones que afectan la vida de una persona.
ES TRIDIMENSIONAL:
*Personal. Implica desarrollar el sentido del yo y la confianza.
*Relacional. Implica la capacidad para negociar e influir en la naturaleza de la relación.
*Colectiva. Implica el trabajo conjunto para lograr un impacto más amplio del que se podría haber alcanzado de forma independiente.
El que una persona decida su empoderamiento le permite a él, a
la familia y las comunidad aumenten su fortaleza: personal,
socioeconómica y política, y con ello logren mejorar sus
condiciones de vida.
¿CÓMO LOGRARLO?
La EDUCACIÓN constituye uno de los elementos fundamentales para que el paradigma del envejecimiento activo se convierta en una realidad, ya que sin el conocimiento básico de los aspectos biológicos, psicológicos y sociales del envejecimiento y la vejez, difícilmente las personas adultas mayores podrán participar de manera activa en su entorno.
La perspectiva crítica de la educación para las personas mayores establece 4 principios básicos.
Las personas adultas sólo aprenden lo que desean aprender. En este sentido, sólo aprenden lo útil y necesario.
Las personas adultas no aprenden salvo lo que pueden aprender. En comparación con el aprendizaje infantil, las personas adultas son menos flexibles, aprenden menos en cantidad, más despacio y su retención es limitada, sin embargo, pueden aprender de manera más metódica, y asimilar conocimientos esenciales, profundos y significativos.
Las personas adultas no aprenden más que lo que se enseñan a sí mismas. Se reconoce que a los mayores no se les educa, sino que ellos se educan a sí mismos.
Por tal motivo, el mejor método de enseñanza será aquel que favorezca el máximo de auto-educación y autorresponsabilidad. Se les debe proporcionar medios materiales de información que favorezcan la autonomía del aprendizaje, que permita aprender a un ritmo individualizado.
Las personas adultas sólo aprenden en función de lo que, previamente, deben desaprender. Se debe considerar que muchos conocimientos serán opuestos a los que ha tenido la persona a lo largo de su historia, además no se debe olvidar la influencia de los aspectos socioculturales, tales como escolaridad previa, origen étnico, religión, nivel socioeconómico, ocupación, entre otros.
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