domingo, 2 de octubre de 2011

SISTEMA MUSCULO ESQUELETICO

El sistema músculo esquelético está constituido por el esqueleto óseo y músculos, su función primordial es la de mantener la arquitectura (estructura) del cuerpo, y permite que el individuo puede mantener diferentes posiciones y realizar movimientos voluntarios simples y complejos.
Con el envejecimiento se observa disminución en el tamaño y en el tono muscular, la fuerza muscular se pierde entre un 20 y 30 % de los 60 a los 90 años. Dicha pérdida no es lineal y se acelera con la edad.  Hay una disminución en la estatura de aproximadamente 1.5 cm cada 10 años a partir de los 50 años. La menor actividad de la hormona de crecimiento y andrógenos contribuye a la disfunción muscular.
También se observa una pérdida de tejido óseo a partir de los 45 años, la cual es más intensa en las mujeres dependiendo de los factores de riesgo.
Además los ancianos presentan cambios degenerativos de los ligamentos, tendones y articulaciones. La remodelación de tendones y ligamentos se vuelve más lenta. Los cambios óseos son de particular importancia por sus implicancias clínico-epidemiológicas. Hay disminución en la actividad osteoblástica, decremento de la masa ósea, reducción del grosor de la cortical.
Estas alternaciones se manifiestan como una pérdida de la masa muscular, predisposición a calambres musculares, debilidad muscular, presencia de xifosis (joroba), disminución de la estatura, predisposición para la osteoporosis, típicamente en caderas, fémures  y vértebras disminución de la elasticidad y resistencia de las articulaciones, rigidez articular y predisposición al dolor.
En los hombres la masa ósea, es mayor a través de toda la vida y la pérdida de los estrógenos femeninos termina con el efecto inhibidor de éstos sobre los osteoclastos. Se produce osteoporosis (pérdida de la masa ósea con composición normal del hueso) típicamente en caderas, fémures y vértebras. También puede aparecer osteomalacia (falla en la calcificación de la matriz ósea y acumulación de hueso no calcificado) lo cual se asocia a déficit de vitamina D.
Las medidas preventivas más útiles para conservar la estructura y función de músculos, huesos y articulaciones son una alimentación adecuada y ejercicio físico, además de practicarse una densitometría  ósea anualmente.

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