miércoles, 3 de abril de 2013




“NUNCA CONFÍES EN ALGUIEN QUE TE 

MIENTE, Y NUNCA MIENTAS A ALGUIEN 

QUE CONFÍA EN TI”

DEMENCIAS DEGENERATIVAS PRIMARIAS




Dentro de las demencias degenerativas primarias se encuentran la demencia del Alzheimer, la enfermedad de Pick y las demencias asociadas con otras enfermedades neurológicas como la enfermedad  de Parkinson o la de Huntington.

De las anteriores, la enfermedad de Alzheimer ha sido la más investigada y la que ha servido como modelo para el estudio de las otras, además de ser la mas común, por lo que será la que describiremos con mayor detalle.

La enfermedad de Alzheimer es una enfermedad degenerativa, progresiva e irreversible que afecta al cerebro deteriorando de manera global las funciones mentales superiores, provocando:

1.       Pérdida de la memoria.- Incapacidad para recordar personas, nombre, hechos recientes y remotos. Por ejemplo, es normal ver a alguien en la calle y no reconocerlo, pero recordarlo si lo vemos detrás de su mostrador en la tienda donde compramos todos los días.

El paciente con Alzheimer olvida los nombres de sus propios familiares y los desconoce aunque los vea a diario.

2.       Desorientación en tiempo y espacio.- Incapacidad para ubicarnos en un lugar conocido, además de no poder decir la hora aproximada, el día de la semana y año. Por ejemplo, no es de preocuparse si olvidamos en dónde dejamos estacionado el automóvil, pero el paciente de Alzheimer se desorienta totalmente, al grado de perderse en su propia casa.

3.       Cambios de personalidad.- Actitudes inapropiadas (no congruentes) a la situación que están viviendo. Por ejemplo, los ancianos con Alzheimer tienen muchos cambios bruscos de estado emocional, en minutos, pueden estar tranquilos, tornarse agresivos, tristes, alegres, desesperados y olvidarlo todo en segundos.

Dificultad en el razonamiento y el aprendizaje, así como la disminución del sentido crítico.- Dificultad o incapacidad para llevar a cabo razonamientos lógicos, aprender información teórica o situaciones prácticas. Por ejemplo, El paciente con Alzheimer presenta dificultad para sumar y restar operaciones fáciles, también para analizar situaciones, pues olvida las circunstancias que está tomando en cuenta para emitir su juicio.

Alteraciones del comportamiento y del lenguaje.- Conducta inapropiada a la situación y dificultad o incapacidad para comprender el lenguaje y emitir las palabras adecuadas a la situación o intención. La perdida de la memoria se refleja en su comportamiento por todo lo que olvida relativo a la actividad que desempeña en ese momento. Olvida los nombres de las cosas, por ejemplo: se refiere a “lo húmedo” porque olvido como se llama el agua.

Todo lo anterior repercute en las actividades de la vida diaria.

Esta enfermedad se caracteriza por alteraciones en la corteza cerebral que provocan pérdida importante de las neuronas, formando placas seniles. Estas lesiones se encuentran en áreas importantes del cerebro, afectando las facultades mentales. Las causas son hasta ahora desconocidas, por lo que tampoco existe un tratamiento efectivo. Sin embargo, se ha reconocido cierta predisposición genética (herencia familiar), asimismo se presenta con mayor frecuencia en mujeres y en personas con un estilo de vida pro-oxidante (tabaquismo y alcoholismo).

El diagnostico definitivo de esta enfermedad sólo se hace a través de un examen del cerebro después de la muerte. Sin embargo, se puede establecer un diagnóstico precoz con base en las manifestaciones clínicas  del paciente y en pruebas neuropsicológicas, así como del  examen físico,  de laboratorio e imagen.

Generalmente, se distinguen tres etapas evolutivas de esta enfermedad, basadas en la manifestación de síntomas. Sin embargo, existe variabilidad entre la presentación de los síntomas y la duración de cada etapa.

1.       Demencia leve.- Esta es la etapa en la que se presenta más dificultad para realizar el diagnóstico, ya que puede confundirse con otras demencias o padecimientos como la depresión o una infección en los riñones, por ejemplo. Dura aproximadamente entre uno y tres años y el paciente tiende a conservar su autonomía para realizar actividades de la vida diaria.

El cuadro se caracteriza por déficit en la memoria reciente olvidando el lugar en donde dejaron las cosas, los papeles o hacer algún pago; a pesar de que traten de reconstruir los hechos, difícilmente lo consiguen. Presentan desorientación temporal y espacial ( no recuerdan la fecha y se pierden en lugares familiares para ellos ), errores de juicio ( como guardar los zapatos en la cocina), dificultad para reconocer objetos o nombrarlos y tienden a comportarse de manera hostil e irritable evolucionando hacia la depresión.

Suelen tener cambios en el ciclo sueño vigilia, confusión nocturna (como desorientarse, con mayor frecuencia por las noches) y trastornos en el pensamiento abstracto (dificultad para analizar, por ejemplo, en qué se parecen un plátano y una manzana).

2.       Demencia moderada.- Se caracteriza por el agravamiento de los síntomas de la etapa inicial, además de que la memoria remota se encuentra muy afectada, olvidando etapas de su propia vida. Presentan déficit importante en el lenguaje, lectura y escritura, así como en la comprensión y disminución en el vocabulario. Aparecen alteraciones motoras como temblores, dificultad para caminar, lentitud en los movimientos y movimientos involuntarios; pierden la iniciativa, la capacidad de cálculo, no reconocen rostros familiares y pueden no reconocerse ellos mismos ante un espejo. También suelen tener alucinaciones y delirios y presentar incontinencia urinaria y fecal ocasional. Esta etapa dura entre 2 y 8 años y sus actividades de la vida diaria se ven severamente afectadas, por lo que se vuelven dependientes y requieren de  constante vigilancia.

3.       Demencia grave.- Todos los síntomas antes mencionados son muy severos en esta etapa, al grado de quedar postrados en la cama en posición fetal. Su lenguaje es incomprensible o presentan mutismo y total indiferencia al medio  externo, hay incontinencia fecal y urinaria y alimentarlos es complicado, por lo que en la mayoría de los casos se hace a través de sondas.

Por todo lo anterior, están propensos a padecer infecciones, desnutrición, deshidratación, úlceras por presión y caídas, sobreviniendo la muerte .Esta etapa dura entre 2 y 4 años y son totalmente dependientes de sus familiares o cuidadores.

Dadas las características de esta enfermedad, podemos deducir el importante e imprescindible papel de los cuidadores y los cuidados que deben de proporcionar  al enfermo y a ellos mismos, por lo que es indispensable que el  promotor de salud gerontológica les proporcione la información necesaria acerca de la enfermedad, así  como algunas medidas generales para reducir al máximo los riesgos de accidentes y orientarlos con respecto a los centros de apoyo a cuidadores y/o familiares de pacientes con Alzheimer.

Los cuidados generales para el paciente con demencia son los siguientes:

·         Identificar al paciente con una placa o brazalete que contenga su nombre, dirección, teléfono y el nombre de un familiar o del cuidador.

·         Informar a los vecinos del padecimiento del familiar.

·         Evitar que el paciente guarde documentos importantes.

·         Dar al paciente alimentos fáciles de tragar (suaves y semisólidos).

·         En caso de atragantamiento, realizar la maniobra de Hemilch.

·         Retirarle gradualmente el control del dinero y de sus bienes.

·         Evitar que conduzca un vehículo.

·         Asignarle tareas de menor responsabilidad, como actividades domesticas o recreativas, haciéndolo sentir útil y positivo.

·         Mantener al paciente en un ambiente fresco e iluminado.

·         Atender las posibles deficiencias visuales y auditivas.

·         Procurar mantener un horario para el baño y las comidas.

·         Procurar en lo posible la autonomía del paciente, proporcionando apoyo y ayuda, pero evitando una posición de control y autoritarismo.

·         Colocar relojes y calendarios en sitios visibles. Así como carteles y dibujos sencillos en las habitaciones y objetos para orientarlos. Por ejemplo, en la puerta del baño un dibujo que lo identifique, como la palabra “BAÑO” en letras grandes.

·         Cuidar su higiene personal: baño, corte de cabello y uñas, limpieza dental, cuidado de prótesis, uso de crema hidratantes, cuidado de los pies.

·         Cubrir o quitar los espejos y procurar una luz nocturna permanente.

·         Mantener ordenado y limpio su guardarropa.

·         Retirarle objetos cortantes, punzocortantes, pesados, rompibles, barreras arquitectónicas que favorezcan las caídas, medicamentos y aparatos eléctricos.

·         Restringirle en lo posible el acceso a la cocina y procurar mantener las puertas con llave.

·         Mantener la calma y ser paciente.

El estar informado, saber que nuestro familiar no es el único que padece esta enfermedad y compartir experiencias entre los familiares y cuidadores primarios, aligera la carga y mejora la calidad de vida tanto del paciente como del cuidador o cuidadores, por lo que es fundamental saber que existen centros de orientación y apoyo en casi todos los estados de la República Mexicana, por lo que debe preguntar en los centros del INAPAM, del IMSS, del ISSSTE o en su centro de salud más cercano.

A la fecha, no existe un tratamiento farmacológico definitivo para esta enfermedad, sin embargo, el manejo de antidepresivos y ansiolíticos indicados por el médico puede ser de gran ayuda, conjuntamente con las medidas generales ya mencionadas.

En la ciudad de México los centros de apoyo más conocidos son los siguientes:

1.       Asociación Mexicana de Alzheimer y Enfermedades Similares (AMAES). Insurgentes Sur 594-402 colonia Del Valle, México, D.F. Fax. 5523 1526.

2.       Fundación Alzheimer, Alguien con Quien Contar, tel. 5575 8320, 5675 8323.

3.       Grupo de Apoyo Centro de Día “Francisco Espinoza”. Av. División del Norte 1044, colonia Narvarte.

4.       Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán “. Clínica de Geriatría. Vasco de Quiroga 15, colonia sección XVI, Tlalpan.

5.       Instituto Nacional de Neurología. Clínica de Cognición. Insurgentes Sur 3877, Colonia la Fama, Tlalpan. Tel. 5506 3822.

6.       Hospital Regional “Adolfo López Mateos” ISSSTE. Servicio de Geriatría. Av. Universidad y Río Churubusco.

7.       Hospital General de México. Servicio de Geriatría. Av.  Cuauhtémoc y Dr. Lucio.

*Alicia Arronte Rosales.


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CALIDAD DE VIDA Y ENVEJECIMIENTO





El concepto de calidad de vida aplicado a los Adultos Mayores es relativamente reciente ya que fue tomando importancia en las últimas décadas del siglo XX, paralelamente al aumento de la esperanza de vida lograda. Y frente a esto es interesante encontrarnos con la paradoja que menciona Solchi Lifac cuando dice: "... el enorme interés que invierte nuestra sociedad al alargar el término de vida humana por un lado y por el otro, el franco rechazo que mantiene frente al producto de tal interés: la vejez."
¿Cómo definir la calidad de vida?
Los Organismos Mundiales de Salud, previendo que con la longevidad se incrementarían las enfermedades y otras se cronificarían, recomienda buscar formas que agregaran a esos años, una mejor calidad para vivirlos. Desde varias disciplinas científicas y desde la tecnología en gran medida, se comenzó a trabajar en cómo alcanzar una calidad de vida que permitiera un buen envejecer y evitara o retrasara una vejez patológica.
Pero el concepto en sí es más amplio ya que no cubre exclusivamente lo que atañe a la relación salud-enfermedad sino que engloba otros términos como:
Estilo de vida, Nivel de vida, Modo y condiciones de vida, Contexto económico
Social, Nivel cultural, Edad e Historia personal, y por supuesto ha ido variando de acuerdo a las épocas y a las prioridades en que cada individuo ubica a sus necesidades.
Vinculado a este punto es importante resaltar la singularidad y las diferencias que siempre ponen un sello personal a todos los actos y vivencias humanas. Esto rige con igual rigor para el proceso del envejecimiento.
La OMS definía la calidad de vida como "la percepción personal de un individuo de su situación de vida, dentro del contexto cultural y de valores en que vive, y en relación con sus objetivos, expectativas, valores e intereses"
El gerontólogo chileno Fernando Lolas,  dice que "se trata, por ende, de un constructo subjetivo, multidimensional y complejo: es la propia satisfacción, en diversas áreas vitales e incluye aspectos positivos y negativos"
Creo que se acerca a lo que nosotros tomamos como calidad de vida.
Tomamos al envejecimiento como un proceso de crecimiento, estructurado en torno al tiempo y marcado por cambios biológicos, psicológicos y sociales. Lo social lo influye, lo determina en importante grado y forma parte de lo multifactorial del proceso.
El alcanzar una mejor calidad de vida irá a su vez permitiendo un buen envejecer y dando base a lo que reconocemos como el nuevo modelo de envejecimiento que ya se está imponiendo al comenzar el nuevo milenio. El modelo tradicional ya no es viable, ya que está basado en un concepto deficitario de vejez, que sólo contabiliza pérdidas y declinación; pero lo cierto es que todavía está instalado en el imaginario social, en forma de prejuicios e ideas erróneas.
Los estudios modernos de gerontología parten de que el desarrollo humano es un camino de crecimiento, que unas etapas dan lugar a otras dentro de la continuidad de la vida que por supuesto, estructurada como está en torno al tiempo como dimensión fundamental, tiene un final que como sabemos es la muerte.
Cada vez hay más individuos que llegan y cursan el envejecimiento con un grado mejor de salud y lucidez y energías suficientes como para optar a actividades ya que les espera como posibilidad 20, 25, 30 años más de vida. De ahí que hablamos de un desafío para los AM y para los que trabajamos con ellos.
¿Cómo calibrar, medir la calidad de vida en un tiempo en donde tanto malestar
económico, social, cultural, golpea, margina, discrimina desde la cotidianeidad a los Adultos Mayores?
Muchos estudios se están realizando, escalas psicométricas con distintos ítems que dan hasta ahora resultados dispares, porque sin duda las condiciones y las personas son distintas.
Medir la calidad de vida no es fácil, no hay consenso en la definición, porque interesan no sólo las condiciones objetivas de vida, que responden a lo que se considera necesidades básicas, (económicas, culturales, de salud) y la cantidad de posibilidades y de limitaciones funcionales, sino además la percepción y la repercusión que de todo ello tiene el individuo.

Los factores objetivos sin duda facilitan o dificultan el desarrollo de algunas cosas.
El escaso monto de las jubilaciones no ayuda en absoluto y de esto deberán ocuparse seriamente las autoridades para no tener abultadas cargas sociales en los próximos años.
Además este magro ingreso en una sociedad precisamente asentada sobre el consumo, hace que se prive a los mayores, de actividades sociales tan útiles en esta etapa.
Buscamos incrementar la satisfacción personal, hablamos de los permisos que   son necesarios  darse para disfrutar o acceder a cosas que tal vez quedaron relegadas en el pasado, asignaturas pendientes de distinto tipo. Para esto es necesario desprenderse de prejuicios e ideas erróneas acerca del envejecimiento, posicionarse muy bien en este proceso y tender a desarrollar al máximo las potencialidades que todo ser humano tiene y que no se pierden porque se envejece.
Es así que tomamos como objetivo extender el envejecimiento "normal" que llamamos buen envejecer y que está dado por un proceso que se desenvuelve bajo las mejores condiciones posibles y tendiendo a lograr una mayor satisfacción.
Algunos autores usan últimamente el término envejecimiento exitoso (successful aging) en especial en los estudios norteamericanos, pero nos parece que la palabra exitoso conlleva una exigencia excesiva para el adulto mayor porque pareciera que sus acciones debieran ser siempre sobresalientes. Por eso preferimos el de buen envejecer o el de envejecimiento satisfactorio. El opuesto sería el mal envejecer; el patológico.
Insistimos en que la actividad es necesaria para dar base a la calidad de vida; entendemos que actividad no es sinónimo de trabajo rentable, ni de actividad juvenil; aplicamos una vez más el concepto de diferente.
En el envejecimiento actividad significa estar en tareas, pero tampoco cualquier tarea como frecuentemente se les ofrece a los mayores (en general de distracción o esparcimientos que si bien son necesarios no son suficientes).
Nos referimos a actividades que causen placer, gratificación, desarrollo, ya en lo
intelectual, como en lo social, en lo corporal, en lo recreativo…


LAS REDES DE APOYO



El tema  de las Redes de Apoyo,  referido a los adultos mayores,  tiene su justificación en dos aspectos que muchas veces pueden pasar inadvertidos no sólo para el adulto mayor, sino también para sus familiares. 
Existen diversos motivos por los cuales las personas en proceso de envejecimiento o en plena vejez, tienden al aislamiento.  Socialmente, se vuelven ermitaños que ya no disfrutan la convivencia o aunque la anhelen, sus amistades se han ido, se han distanciado o se han convertido en  ermitaños también.  Pero esta circunstancia es la peor actitud que pueden tomar, porque es una etapa de vida en la que más necesitado se está de acercamiento y calor humano.
Y es aquí donde se debe apreciar la bondad de las Redes de Apoyo tanto formales como informales.  Las formales son básicamente institucionales y están constituidas por  las instituciones de seguridad social a las que están afiliados una gran mayoría de viejos y no se debe  mirar con desprecio  el servicio que prestan,  porque finalmente en tales instituciones se atiende a través de especialistas los padecimientos de este cada vez más numeroso sector poblacional.
Hace unos días platicando con una persona mayor,  me decía que ella  nunca iba al médico, ni tomaba medicamentos  y prefería soportar las molestias que le provocaban sus achaques, porque era una pérdida de tiempo que la desesperaba y que no tenía paciencia para lidiar con “los malos modos” del personal.  Mi comentario al respecto fue que a esta edad, es necesario mantenerse vigilado por un médico especialista, medicado si es necesario y ser muy cauto con la alimentación. Y por lo que hace a la “pérdida de tiempo”, hay que mirarlo positivamente: no como una “pérdida”, sino como una “inversión”.   Es decir, no se “pierde el tiempo” en conservar la salud, sino “se invierte tiempo” en una mejor calidad de vida. Y si hay que llenarse de paciencia para tratar con algunas personas, pues hay que hacerlo.
Los adultos que hemos llegado a mayores, tenemos una historia de vida larga, durante la cual asumimos con responsabilidad el cuidado del esposo o esposa, de los hijos, quizá de los padres, de algunos familiares a los que acaso nos tocó atender; entonces, si ya cumplimos con nuestros deberes hacia otra personas ¿por qué hoy no dedicarnos tiempo a nosotros? ¿por qué no cuidar nuestra salud? Tenemos para ello, todo el tiempo del mundo.
Por lo que se refiere a las Redes de Apoyo informales, las más inmediatas son nuestros familiares más cercanos: los hijos, los nietos, las nueras, los yernos.  También somos responsables de fomentar y conservar buenas relaciones con los vecinos y los amigos de mayor confianza.  No es necesario tener una red de apoyo informal de 50 familiares o vecinos; 5 ó 6 son suficientes, si podemos contar con alguno de ellos en caso de necesidad.  Debemos recordar que “todos necesitamos de todos” y de la misma manera que podemos necesitar ayuda, también la podemos brindar cuando nos la pidan.
Y como no todo tiene que ser enfermedades y dolores, sino que también es necesario socializar, igualmente existen lugares en donde se reúnen personas con los mismos intereses y con las mismas inquietudes nuestras a hacer ejercicio, a practicar algún deporte, a cantar, a bailar, a realizar diversas actividades recreativas y se esparcimiento. Hay que mantenerse informado y asistir a las Casas de día, los Clubes de Viejos, a Conferencias, a Talleres, etc. Podemos observar que hay muchos viejos que se la pasan bien conviviendo con otros viejos y hasta  viajan con frecuencia;  todo depende de las aficiones y las posibilidades físicas y económicas de cada quien.
Como pueden observar, las Redes de Apoyo también sirven para aglutinar y cohesionar a los viejos propiciándoles un “sentido de pertenencia” que los hace sentir acompañados, aceptados y  solidarios con sus pares.
Y como no quiero terminar este comentario sin mencionar algún suceso ocurrido en el mes de abril relevante especialmente para el Estado de Hidalgo, revisando las efemérides me enteré que en abril de 1812, se concedió a Pachuca el “título de ciudad” mediante el pago de $ 3000 que hizo Don Francisco de P. Villaldea.  Aunque no hay evidencia documental al respecto, la referencia a este acontecimiento la hace el cronista Teodomiro Manzano Campero, un ilustre educador e historiador originario de Real del Monte, quien realizó un destacado trabajo de recopilación de sucesos del Estado de Hidalgo.  La obra en la que menciona el hecho, es Anales del Estado de Hidalgo, que contiene como su nombre lo indica, una relación de sucesos por años y que es pionera en la historiografía hidalguense. Este documento consta de dos partes: la primera contiene  desde el año 608 hasta el año 1868 y la segunda desde el año 1869 hasta el 1927.  El documento en su totalidad fue editado por vez primera por la Universidad del Estado de Hidalgo en 1922 y el Gobierno del Estado hizo una segunda edición en 1947. La Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo realizó una primera edición facsimilar en 1989. Aunque hay otros autores que mencionan la realización del hecho en abril de 1813, su fuente original sigue siendo Don Teodomiro Manzano Campero. Así que en 1812 o 1813, el suceso ocurrió en el  mes de abril.


JUGAR, DISFRUTAR Y APRENDER JUNTOS.



Amor, paciencia, tiempo para dedicar a los nietos...   Los abuelos son estupendos compañeros de juego. Algunas actividades para compartir  y aprovecharse de todos sus conocimientos de los adultos mayores:
1. Hojear álbumes de fotos. Nadie como ellos conocen la historia de la familia y nada como un álbum de fotos para despertar recuerdos y arrancar historias interminables.
2. Hacer postres. Galletas, islas flotantes, flanes... todas las abuelas tienen alguna receta secreta de riquísimos postres.
3. Las travesuras de papá. "Abuelo, cuéntame las travesuras de papá cuando era de pequeño?". A esta pregunta, ninguno se resiste.
4. Enseñar a los nietos rimas y canciones de toda la vida. Trabalenguas, adivinanzas, rimas, canciones de cuna... pertenecen a la cultura popular y seducen a todas las generaciones.
5. Papá y mamá antes de mi llegada.   A los niños les cuesta entender que hubo un antes y un después de su nacimiento. Descubrir cómo se conocieron sus padres es todo un acontecimiento.
6. Contar cuentos. Los abuelos son fuentes inagotables de relatos inventados o no.
7. Plantar.   Meter legumbres en un algodón humedecido para que germinen, plantar semillas en una maceta, hacer esquejes de geranios... son actividades que requieren paciencia y sentido de la observación.
8. Aprender a coser y tejer.  Hacer una bufanda para la muñeca, escribir su nombre en punto de cruz o pegar un botón, sólo lo puede enseñar una abuela.
9. Participar en juegos de mesa.  Con paciencia infinita, los abuelos enseñarán a los nietos los secretos de los juegos de regla.
10. Manejar el ordenador (la computadora). ¿Quién enseñará a quién? Poco importa mientras se pasa un rato juntos compartiendo y disfrutando.
Fuente: guía del niño.com  (Magda Campos)