lunes, 4 de noviembre de 2013

FRASE DEL MES



“Si  no  perdonas  por generosidad,  perdona

  por  egoísmo”

COMO BEBER SUFICIENTE AGUA

COMO BEBER SUFICIENTE AGUA





El consumo suficiente de agua es fundamental para la digestión y absorción para los alimentos, además de evitar problemas digestivos como el estreñimiento. No se debe olvidar que durante el envejecimiento disminuye el reflejo de la sed, de ahí que debe vigilarse el consumo mínimo de agua de un litro y medio (un vaso con 200 mililitros cada 3 horas ).

Es importante recordar que cuando decimos que se debe consumir agua, nos referimos  a las muchas maneras de obtenerlas en la dieta: como la llamada “agua natural “o en forma de jugos, aguas de frutas, infusiones, té, café refrescos, atoles, leche y otras.  Debemos poner atención a que por aumentar el consumo de agua, o lo hagamos en forma paralela al de la azúcar que contienen los refrescos, la que añadimos al café, o las aguas de frutas, así como de la grasa de la leche. A quién no le guste el agua “ simple”, recuerde que en nuestro país existen varias plantas que preparadas en infusión y después enfriadas brindan un rico sabor al agua, sin necesidad de añadir azúcar, por ejemplo el té limón, el té de monte o las hojas de naranjo. 
CONTAR Y CONTAR



En varias ocasiones, en este espacio, hemos comentado sobre la importancia de “platicar”,  de leer y de escribir. Respetando íntegramente el texto publicado por este autor, actor y  escritor argentino, queremos compartir con ustedes estas palabras que acarician la mente de cualquiera que pase de las 60 primaveras.
Por Enrique Pinti
La Nación
Domingo 17 de octubre de 2010
La imperiosa necesidad de contar lo más fielmente que nuestra memoria nos permita todo lo que nos pasó, todo lo que vimos, todo lo que gozamos y padecimos, es uno de los impulsos más vitales y generosos que los seres humanos podemos poseer.
Cuantos más años se cumple mayor es la urgencia por relatar nuestras experiencias. El mundo cambia mucho más rápidamente de lo que se puede creer. Las crisis, las guerras, revoluciones y catástrofes caen sobre nuestra realidad y la transforman de tal modo que, cuando nos queremos acordar, nos encontramos desplazados, obsoletos y superados. Para colmo de males nuestros contemporáneos van muriendo o deteriorándose mentalmente, y no tenemos con quién compartir dichas y pesares; hablamos de sucesos que nadie de nuestro entorno actual ha vivido y corremos el riesgo de ser tomados por locos, delirantes o reblandecidos. Por eso es necesario conectarse con los jóvenes, tratar de interpretar sus códigos y apetencias, no compararlas con las que nosotros teníamos a su edad y oírlos en su media lengua, que puede sonarnos como una jerigonza vacía y superficial, pero que en definitiva es lo que son o lo que la sociedad ha hecho de ellos. Nunca será en vano hablar, contar, aclarar cada uno desde su experiencia y manera de pensar, cómo vivió fenómenos sociales, crisis existenciales, políticas o económicas y, sobre todo, no embellecer el pasado maquillándolo con el agridulce recuerdo de nuestra lozanía juvenil. No hay que dejar de resaltar que sacarse una muela en 1946 era mucho más complicado que en 2010; que la prevención de muchas enfermedades era paupérrima, si se la compara con la información que hoy puede obtenerse vía Internet o por todos los medios de comunicación que en este siglo se abren a la educación sanitaria. Esto es importante para que los que acceden a estas ventajas sepan y tomen conciencia que lo que tienen costó siglos de estudio y lucha para conseguirlo, y que otras generaciones no tuvieron esa suerte.
Al mismo tiempo hay que hacerles entender que el mundo existía antes de que ellos nacieran y que pasaron cosas importantes para bien o para mal.
Este vejete abajo firmante tomó conciencia hace muchos años, cuando siendo un joven de 18 años, admirador del cine de la nueva ola francesa, del filosófico cine de Bergman, de los complicados vericuetos psicológicos del cine de Antonioni y de las películas independientes de la escuela de Nueva York, totalmente opuestas a la opulencia de producción del Hollywood de la época, vio Lo que el viento se llevó por primera vez en su vida. El film era de 1939. ¡Mi año de nacimiento! ¿Cómo se habían atrevido a realizar una película de esa calidad, moderna y clásica a la vez, con actuaciones medidas y sin gestos de cine mudo, antes de que yo, genio del futuro, hubiera nacido? El mundo existía, ¡y cómo!, antes de mi irrupción en él. Entonces investigué, oí a los mayores, me enteré de muchas otras películas fundacionales del cine universal y, de paso cañazo, supe de las guerras, los horrores, las bellas épocas, las hiperinflaciones, las dictaduras, los sistemas autoritarios, las democracias, lo bueno, lo malo, lo horrendo y lo sublime. Hubo viejos que me contaron, cada uno con su nivel, sus ideas y sus experiencias, y, de un film a una sociedad, de una medicina a una aberración, la historia pasada narrada por sus protagonistas famosos y por los desconocidos y anónimos que también son importantes, desfiló ante mi juventud prepotente con aquella sabia advertencia: "Cuida la flauta que la serenata es larga".
Hoy, veterano a los 71 en minutos nomás, yo he recogido la antorcha de las olimpíadas históricas y soy el narrador de historias. Y me encanta serlo, con todas las limitaciones que uno pueda tener. Me gusta contar lo que no debería olvidarse, nombrar a los que no se nombran con la frecuencia debida, tratar de explicar algunos de los motivos para tanta violencia y tanta grandeza, tanto amor y tanto odio. El mundo cambia y, aunque lo básico sigue siendo igual, la manera de llegar a las metas es diferente y se transforma día a día y minuto a minuto. No contar lo que uno sabe puede ser pecado de negligencia. Y es un pecado mortal.

http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1315665
Actitud de los adultos mayores frente a la sociedad





En anteriores ocasiones se ha tocado el tema de la falta de interés por socializar que en su mayoría presentan los adultos mayores una vez que se jubilan.  El hecho de abandonar su entorno laboral y junto con él los compañeros y amigos de trabajo con los que habitualmente convivía, presenta al recién jubilado una situación de no saber qué hacer con su tiempo y con su espacio.  Una gran mayoría de personas, hombres y mujeres, alcanza la etapa de la jubilación laboral sin haber planeado debidamente nuevas actividades a las cuales dedicar el tiempo que se torna aburrido y para muchos insufrible. Esta es la percepción personal que he podido observar muy de cerca con compañeros de trabajo, amigos y familiares que se han encontrado en tal situación. Hablo de nuestro país.
Sin embargo, esta postura de “desorientación” por no saber qué hacer con el tiempo, en qué ocuparlo para no aburrirse, está cambiando en otras latitudes del planeta y la actitud de algunos adultos mayores, está encontrando alternativas varias de ocupación que no sólo les permite ocuparse, sino que encuentran un valor agregado a su “desocupación” cuando se dan cuenta que además de distraerse, pueden aprender, divertirse y socializar en nuevos escenarios especialmente adecuados para eso.
Como ejemplo, podemos apuntar un texto que en realidad es una Propuesta de educación en informática para adultos mayores elaborado en San Diego California por el Prof. Mauricio N. Boarini al que denomina “Una sociedad para todas las edades”. En ese documento[i], Boarini  menciona que,
“Ante los avances tecnológicos de las últimas décadas, existen en los adultos mayores dos actitudes, están los que demuestran indiferencia o si se quiere temor, y los que sumergidos en ellos tratan de asimilarlos o ir perfeccionándose.
“Los cambios tecnológicos, si no son aceptados por los adultos, provocan un alejamiento generacional que perjudica en muchos aspectos la convivencia con el mundo actual, perdiendo la posibilidad de beneficios y conocimientos que logra la integración.
“Esta generación de adultos mayores debe luchar con una cultura que piensa que las personas de edad ya no se incluyen en las actividades de uso de tecnologías.  Afortunadamente esto se está revirtiendo y cada vez más vemos que los supuestos marginados acceden y se benefician con las nuevas herramientas”.
Otro ejemplo, en otro lugar distinto, Argentina, lo encontramos en una nota periodística titulada “La informática también atrae a los adultos mayores” [ii] que incluye testimonios como los siguientes:
“Me gusta estar en el mundo donde están los jóvenes. Además, aprendiendo se te mueven las neuronas y mucho de lo que aprendo acá, lo aplico a mi trabajo, porque sigo trabajando ¿viste? Y estoy casada, hace 44 años. Pero con él no hay caso: es muy artesanal”. Mabel Moscoloni (68) habla por arriba de los anteojos y no despega la mano del mouse. Dice que para estar activa, desde hace cuatro años empezó a estudiar informática.
“¿A qué se debe el fenómeno? “Cuando los nietos están lejos, el abuelazgo también se puede ejercer a través de nuevas tecnologías. Si chateamos con ellos, nos mandamos mails o jugamos online, el vínculo es más fluido porque se vuelve una actitud cotidiana”, explica Mónica Roqué, gerontóloga y directora nacional de Políticas Públicas para Adultos Mayores. Y sigue: “Es verdad que no todos están abiertos a aprender computación, pero observamos que cuando lo hacen les resulta maravilloso y por eso siguen estudiando”.
Con los ejemplos anteriores nos podemos dar cuenta que poco a poco el aprendizaje de las nuevas tecnologías está resultando de interés para los adultos mayores porque encuentran en ello una forma de acercamiento familiar al tiempo que traspasan la barrera de la comunicación con las nuevas generaciones.  Pero en general dentro del ámbito académico, el aprendizaje de cualquier tema que haya sido de interés para alguien que nunca lo pudo realizar por falta de tiempo, en la etapa post jubilatoria presenta la oportunidad ideal para la realización de esos quehaceres que habían quedado como anhelos o sueños pendientes de lograr.
Un ejemplo más al respecto, es el trabajo llevado a cabo también en Argentina, por José Alberto Yuri y colaboradores titulado “La educación como recurso para la integración social de los adultos mayores” [iii] en cuyas conclusiones se resume lo siguiente:
“En este trabajo hemos tratado de recuperar la percepción que los mismos protagonistas de la educación de adultos mayores tienen acerca de los beneficios en la integración social que les ha reportado su participación en estas actividades. Se ha encontrado que para la mayoría de ellos la educación ha sido una instancia y un recurso significativo para mejorar su inserción social, habilitándolos para mantenerse activos e integrados.
Además, ha podido observarse que la educación contribuye a la integración en nuevas redes sociales, y a la resignificación de redes ya construidas en diferentes niveles de concreción de las instituciones sociales (familia, instituciones religiosas, políticas, etc.). En tal sentido, cabe destacar el papel que el aprendizaje (de información, saberes, habilidades, destrezas, actitudes, etc.) tiene en el reposicionamiento subjetivo del mayor frente a los vínculos que establece en sus redes sociales y en el sistema social más amplio”.
Un artículo publicado en la Revista Electrónica de Ciencia, Tecnología, Sociedad y Cultura denominada Tendencias, escrito por Martha Morales [iv]dice que  una actitud positiva ante la vida proporciona mayor felicidad en la vejez que el estado de salud, según una investigación desarrollada por la Universidad de California en San Diego. El estudio pone de manifiesto que el optimismo y la actitud de “hacer frente” a las cosas son más importantes para conseguir un envejecimiento feliz, que las mediciones tradicionales de salud y bienestar. Una nueva percepción del envejecimiento que pone fin a la creencia de que el buen estado físico es sinónimo de un envejecimiento óptimo.
En resumen, La felicidad de las personas mayores depende más de una actitud positiva que del estado físico.  El estado de salud deja de ser sinónimo de un envejecimiento óptimo.
Aunque estos ejemplos no representan una muestra exhaustiva para considerarlos dignos de replicar o reproducir, me parece que al menos cumplen el objetivo que siempre se persigue en este espacio, es decir, el de presentar propuestas positivas que sirvan de excitativas a “nuestros adultos mayores”. Y lo digo de esta manera, porque percibo que al menos en mi entorno más cercano, aún no alcanzo a descubrir entre la mayoría de mis pares el interés de integración a redes sociales pequeñas o amplias.  Aún existe el temor de conocer otros espacios de convivencia y esta es una invitación abierta para que lo intenten.  Los beneficios se van reflejados en la salud, tanto física como mental.
[i][i]  Propuesta de educación en informática para adultos mayores http://www.gerontologia.org/portal/archivosUpload/concursoRLG/2006/personas/PersonasNominado4.pdf
[ii] La informática también atrae a los adultos mayores. Nota periodística del año 2010 en Argentina http://www.clarin.com/tendencias/titulo_0_313768667.html
[iii] “La educación como recurso para la integración social de los adultos mayores” José Alberto Yuni  Co. http://www.redadultosmayores.com.ar/buscador/files/EDUCA024_YuniTarditi.pdf
[iv] http://www.tendencias21.net/La-felicidad-de-las-personas-mayores-depende-mas-de-una-actitud-positiva-que-del-estado-fisico_a817.html





ORIGEN DEL DÍA DE MUERTOS      



 Es una celebración mexicana    de origen prehispánico que honra a los difuntos el 1 Y 2 de noviembre,  y coincide con las celebraciones católicas de Día de los Fieles Difuntos  y Todos los Santos.
La Unesco ha declarado la festividad mexicana como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Los orígenes de la celebración del Día de Muertos en México son anteriores a la llegada de los españoles.  Hay registro de celebraciones en las etnias mexica, maya, purépecha y totonacas. Los rituales que celebran la vida de los ancestros se realizan en estas civilizaciones por lo menos desde hace tres mil años.  En la era prehispánica era común la práctica de conservar los cráneos como trofeos y mostrarlos durante los rituales que simbolizaban la muerte y el renacimiento.
El festival que se convirtió en el Día de Muertos se conmemoraba el noveno mes del calendario solar mexica, cerca del inicio de agosto, y se celebraba durante un mes completo.  Las festividades eran presididas por la diosa Mictecacíhuatl, conocida como la "Dama de la Muerte" Las festividades eran dedicadas a la celebración de los niños y las vidas de parientes fallecidos. Actualmente relacionada con "la Catrina", (personaje de José Guadalupe Posada) y esposa de Mictlantecuhtli, Señor de la tierra de los muertos.
La vida y la muerte son un símbolo emblemático que ha causado admiración, temor e incertidumbre al ser humano a través de la historia. Por muchos años, en diversas culturas se han generado creencias en torno a la muerte que han logrado desarrollar toda una serie de ritos y tradiciones ya sea para venerarla, honrarla, espantarla e incluso para burlarse de ella.
Para los antiguos mesoamericanos, la muerte no tenía las connotaciones morales de la religión católica, en la que las ideas de infierno y paraíso sirven para castigar o premiar. Ellos creían que los rumbos destinados a las almas de los muertos estaban determinados por el tipo de muerte que habían tenido, y no por su comportamiento en la vida.

 El TLALOCAN o paraíso de Tláloc, dios de la lluvia. A este sitio se dirigían aquellos que morían en circunstancias relacionadas con el agua: los ahogados, los que morían por efecto de un rayo, los que morían por enfermedades como la gota o la hidropesía, la sarna o las bubas, así como también los niños sacrificados al dios.  Era un lugar de reposo y de abundancia. 

Aunque los muertos generalmente se incineraban, los predestinados a Tláloc se enterraban, como las semillas, para germinar.                                                                                                                   

El OMEYOCÁN, paraíso del sol, presidido por Huitzilopochtli, el dios de la guerra. A este lugar llegaban sólo los muertos en combate, los cautivos que se sacrificaban y las mujeres que morían en el parto. Eran comparadas a los guerreros, ya que habían librado una gran batalla, la de parir. Se les enterraba en el patio del palacio, para que acompañaran al sol desde el cenit hasta su ocultamiento por el poniente.

 Su muerte provocaba tristeza y también alegría, ya que, gracias a su valentía, el sol las llevaba como compañeras.  El Omeyocán era un lugar de gozo permanente, en el que se festejaba al sol y se le acompañaba con música, cantos y bailes. Los muertos que iban al Omeyocán, después de cuatro años, volvían al mundo, convertidos en aves de plumas multicolores y hermosas. Morir durante la guerra era considerada como la mejor de las muertes por los mexicas.                                                                  
El MICTLÁN, destinado a quienes morían de muerte natural. Este lugar era habitado por Mictlantecuhtli y Mictecacíhuatl, señor y señora de la muerte. Era un sitio muy oscuro, sin ventanas, del que ya no era posible salir.  El camino para llegar al Mictlán era muy tortuoso y difícil, pues para llegar a él las almas debían transitar por distintos lugares durante cuatro años.  Luego de este tiempo, las almas llegaban al CHICUNAMICTLÁN, lugar donde descansaban o desaparecían las almas de los muertos. Para recorrer este camino, el difunto era enterrado con un perro llamado  Xoloitzcuintle  el cual le ayudaría a cruzar un río y llegar ante Mictlantecuhtli, a quien debía entregar, como ofrenda, atados de teas y cañas de perfume, algodón (ixcátl), hilos colorados y mantas. Quienes iban al Mictlán recibían, como ofrenda, cuatro flechas y cuatro teas atadas con hilo de algodón.                                                                                                                                                 
Por su parte, los niños muertos tenían un lugar especial, llamado CHICHIHUACUAUHCO, donde se encontraba un árbol de cuyas ramas goteaba leche, para que se alimentaran. Los entierros prehispánicos eran acompañados de ofrendas que contenían dos tipos de objetos:   los que, en vida, habían sido utilizados por el muerto, y los que podría necesitar en su tránsito al inframundo.  De esta forma, era muy variada la elaboración de objetos funerarios: instrumentos musicales de barro, como ocarinas, flautas, timbales y sonajas en forma de calaveras; esculturas que representaban a los dioses mortuorios, cráneos de diversos materiales (piedra, jade, cristal), braseros, incensarios y urnas.  
Cuando llegaron a América los españoles en el siglo XVI trajeron sus propias celebraciones del Día de Muertos cristianas y europeas, donde se recordaba a los muertos en el Día de Todos los Santos.  Al convertir a los nativos del nuevo mundo se dio lugar a un sincretismo que mezcló las tradiciones europeas y prehispánicas, haciendo coincidir las festividades católicas del Día de todos los Santos y Todas las Almas con el festival similar mesoamericano, creando el actual Día de Muertos.
México es un país rico en cultura y tradiciones;  la concepción que se tiene sobre la vida, la muerte y todas las tradiciones  y creencias que giran en torno a ellas es uno de los principales aspectos que conforman su identidad como nación.