Actitud de los adultos mayores frente a la sociedad
En anteriores ocasiones se ha tocado el tema de la falta de
interés por socializar que en su mayoría presentan los adultos mayores una vez
que se jubilan. El hecho de abandonar su
entorno laboral y junto con él los compañeros y amigos de trabajo con los que
habitualmente convivía, presenta al recién jubilado una situación de no saber
qué hacer con su tiempo y con su espacio.
Una gran mayoría de personas, hombres y mujeres, alcanza la etapa de la
jubilación laboral sin haber planeado debidamente nuevas actividades a las
cuales dedicar el tiempo que se torna aburrido y para muchos insufrible. Esta
es la percepción personal que he podido observar muy de cerca con compañeros de
trabajo, amigos y familiares que se han encontrado en tal situación. Hablo de
nuestro país.
Sin embargo, esta postura de “desorientación” por no saber
qué hacer con el tiempo, en qué ocuparlo para no aburrirse, está cambiando en
otras latitudes del planeta y la actitud de algunos adultos mayores, está
encontrando alternativas varias de ocupación que no sólo les permite ocuparse,
sino que encuentran un valor agregado a su “desocupación” cuando se dan cuenta
que además de distraerse, pueden aprender, divertirse y socializar en nuevos
escenarios especialmente adecuados para eso.
Como ejemplo, podemos apuntar un texto que en realidad es
una Propuesta de educación en informática para adultos mayores elaborado en San
Diego California por el Prof. Mauricio N. Boarini al que denomina “Una sociedad
para todas las edades”. En ese documento[i], Boarini menciona que,
“Ante los avances tecnológicos de las últimas décadas,
existen en los adultos mayores dos actitudes, están los que demuestran
indiferencia o si se quiere temor, y los que sumergidos en ellos tratan de
asimilarlos o ir perfeccionándose.
“Los cambios tecnológicos, si no son aceptados por los
adultos, provocan un alejamiento generacional que perjudica en muchos aspectos
la convivencia con el mundo actual, perdiendo la posibilidad de beneficios y
conocimientos que logra la integración.
“Esta generación de adultos mayores debe luchar con una
cultura que piensa que las personas de edad ya no se incluyen en las
actividades de uso de tecnologías.
Afortunadamente esto se está revirtiendo y cada vez más vemos que los
supuestos marginados acceden y se benefician con las nuevas herramientas”.
Otro ejemplo, en otro lugar distinto, Argentina, lo
encontramos en una nota periodística titulada “La informática también atrae a
los adultos mayores” [ii] que incluye testimonios como los siguientes:
“Me gusta estar en el mundo donde están los jóvenes. Además,
aprendiendo se te mueven las neuronas y mucho de lo que aprendo acá, lo aplico
a mi trabajo, porque sigo trabajando ¿viste? Y estoy casada, hace 44 años. Pero
con él no hay caso: es muy artesanal”. Mabel Moscoloni (68) habla por arriba de
los anteojos y no despega la mano del mouse. Dice que para estar activa, desde
hace cuatro años empezó a estudiar informática.
“¿A qué se debe el fenómeno? “Cuando los nietos están lejos,
el abuelazgo también se puede ejercer a través de nuevas tecnologías. Si
chateamos con ellos, nos mandamos mails o jugamos online, el vínculo es más
fluido porque se vuelve una actitud cotidiana”, explica Mónica Roqué,
gerontóloga y directora nacional de Políticas Públicas para Adultos Mayores. Y
sigue: “Es verdad que no todos están abiertos a aprender computación, pero
observamos que cuando lo hacen les resulta maravilloso y por eso siguen
estudiando”.
Con los ejemplos anteriores nos podemos dar cuenta que poco
a poco el aprendizaje de las nuevas tecnologías está resultando de interés para
los adultos mayores porque encuentran en ello una forma de acercamiento
familiar al tiempo que traspasan la barrera de la comunicación con las nuevas
generaciones. Pero en general dentro del
ámbito académico, el aprendizaje de cualquier tema que haya sido de interés
para alguien que nunca lo pudo realizar por falta de tiempo, en la etapa post
jubilatoria presenta la oportunidad ideal para la realización de esos
quehaceres que habían quedado como anhelos o sueños pendientes de lograr.
Un ejemplo más al respecto, es el trabajo llevado a cabo
también en Argentina, por José Alberto Yuri y colaboradores titulado “La
educación como recurso para la integración social de los adultos mayores” [iii]
en cuyas conclusiones se resume lo siguiente:
“En este trabajo hemos tratado de recuperar la percepción
que los mismos protagonistas de la educación de adultos mayores tienen acerca
de los beneficios en la integración social que les ha reportado su
participación en estas actividades. Se ha encontrado que para la mayoría de
ellos la educación ha sido una instancia y un recurso significativo para
mejorar su inserción social, habilitándolos para mantenerse activos e
integrados.
Además, ha podido observarse que la educación contribuye a
la integración en nuevas redes sociales, y a la resignificación de redes ya
construidas en diferentes niveles de concreción de las instituciones sociales
(familia, instituciones religiosas, políticas, etc.). En tal sentido, cabe
destacar el papel que el aprendizaje (de información, saberes, habilidades,
destrezas, actitudes, etc.) tiene en el reposicionamiento subjetivo del mayor
frente a los vínculos que establece en sus redes sociales y en el sistema
social más amplio”.
Un artículo publicado en la Revista Electrónica de Ciencia,
Tecnología, Sociedad y Cultura denominada Tendencias, escrito por Martha
Morales [iv]dice que una actitud
positiva ante la vida proporciona mayor felicidad en la vejez que el estado de
salud, según una investigación desarrollada por la Universidad de California en
San Diego. El estudio pone de manifiesto que el optimismo y la actitud de
“hacer frente” a las cosas son más importantes para conseguir un envejecimiento
feliz, que las mediciones tradicionales de salud y bienestar. Una nueva
percepción del envejecimiento que pone fin a la creencia de que el buen estado
físico es sinónimo de un envejecimiento óptimo.
En resumen, La felicidad de las personas mayores depende más
de una actitud positiva que del estado físico.
El estado de salud deja de ser sinónimo de un envejecimiento óptimo.
Aunque estos ejemplos no representan una muestra exhaustiva
para considerarlos dignos de replicar o reproducir, me parece que al menos
cumplen el objetivo que siempre se persigue en este espacio, es decir, el de
presentar propuestas positivas que sirvan de excitativas a “nuestros adultos
mayores”. Y lo digo de esta manera, porque percibo que al menos en mi entorno
más cercano, aún no alcanzo a descubrir entre la mayoría de mis pares el interés
de integración a redes sociales pequeñas o amplias. Aún existe el temor de conocer otros espacios
de convivencia y esta es una invitación abierta para que lo intenten. Los beneficios se van reflejados en la salud,
tanto física como mental.
[i][i] Propuesta de
educación en informática para adultos mayores
http://www.gerontologia.org/portal/archivosUpload/concursoRLG/2006/personas/PersonasNominado4.pdf
[ii] La informática también atrae a los adultos mayores.
Nota periodística del año 2010 en Argentina
http://www.clarin.com/tendencias/titulo_0_313768667.html
[iii] “La educación como recurso para la integración social
de los adultos mayores” José Alberto Yuni
Co.
http://www.redadultosmayores.com.ar/buscador/files/EDUCA024_YuniTarditi.pdf
[iv]
http://www.tendencias21.net/La-felicidad-de-las-personas-mayores-depende-mas-de-una-actitud-positiva-que-del-estado-fisico_a817.html