Esta infección cutánea puede presentarse en cualquier parte del cuerpo, aunque en la cara toma forma de mariposa; además de antiestética, resulta muy molesta y no es fácil erradicarla; no obstante, es importante que usted la conozca, pues es muy contagiosa.
En Francia, en el siglo XI, se registró la mayor epidemia de erisipela que reconozca la historia -de tal dimensión que recibió el nombre "fuego de San Antonio"-, afectando principalmente a personas desnutridas, mujeres recién paridas y, en especial, a alcohólicos. Con el descubrimiento de los antibióticos (en el siglo XIX) prácticamente desapareció, sin embargo, en años recientes se ha producido un aumento en la incidencia de esta enfermedad en los países industrializados, sin que haya una explicación todavía.
La erisipela es una enfermedad infecciosa y contagiosa de la piel que se produce a través de una bacteria (estreptococo del grupo A), la cual ingresa al organismo mediante pequeñas heridas, erosiones por rascado, picaduras de insectos, cicatrices abiertas de cirugía o úlceras en las piernas.
Primero se manifiesta como una mancha rojiza sobre la superficie de la piel, luego se va extendiendo y mientras las marcas antiguas se desvanecen, otras nuevas aparecen. Sobre la cara, la erisipela adquiere la forma característica de una mariposa, cubriendo mejillas y nariz, aunque también afecta con mucha frecuencia a brazos o piernas y ocasiona obstrucción del drenaje linfático (aquél que ayuda al desecho de compuestos tóxicos del organismo).
Esta afección es más habitual en ancianos, lactantes y recién nacidos, en quienes puede desarrollarse después de una infección en el ombligo mal tratada. Asimismo, corren alto riesgo las personas que tienen alteraciones en su sistema inmunológico (protege contra microorganismos infecciosos), quienes sufren várices o diabetes, así como enfermedades cardíacas o renales.
Al estreptococo le lleva entre 1 y 3 días ingresar al organismo, luego de lo cual habrán fiebre de 39 a 40 grados, escalofríos, malestar general, náuseas y vómitos, dolores de cabeza y articulares. Posteriormente aparecerá la referida mancha en la piel color rojo intenso, que provocará inflamación, aumento de temperatura en la zona y dolor, sobre todo al ejercer presión.
Las lesiones tienen márgenes bien definidos que se extienden mientras que la infección se disemina; las vesículas (ampollas) son frecuentes y en los ancianos puede presentarse hemorragia superficial.
En los adultos es más frecuente en el rostro, orejas y miembros inferiores, mientras que en los niños pequeños puede localizarse en el abdomen. Cuando afecta la cara es importante buscar focos causantes en la cavidad bucal.
La enfermedad evoluciona en un período de tres semanas, dejando como secuela una pigmentación rojiza en la zona en que se ha presentado. No es raro que se manifieste en vulva, vagina o pene, donde genera los mismos indeseables síntomas, aunque se han registrado casos en los que la infección puede diseminarse a otras áreas como articulaciones, huesos y válvulas cardíacas, lo que pone en peligro la vida del paciente.
Durmiendo con el enemigo
Los estreptococos del grupo A pueden causar distintas y peligrosas infecciones, por ejemplo en la garganta (amigdalitis), en la sangre (septicemia) y en las heridas, no obstante, pueden vivir en intestinos, vagina, vía respiratorias o en otra parte del cuerpo sin causar problemas y permanecer así durante largo tiempo.
En la piel, las bacterias tienden a generar infecciones en las capas profundas, donde suelen diseminarse y causar rápida destrucción de tejidos (fascitis necrotizante); por razones desconocidas este parece ser el rasgo característico de la erisipela en nuestros días.
Es importante dejar claro que todos los estreptococos del grupo A tienen la característica de ser sensibles a la penicilina, medicamento que vía oral brinda grandes esperanzas en los casos tempranos de erisipela; no obstante, cuando la afección es más extensa será necesario el tratamiento intravenoso, pues de esta manera se disminuyen las posibilidades de reinfección.
En algunos casos, especialmente en pacientes que han sido tratados demasiado frecuentemente con antibióticos, los estreptococos pueden ser resistentes a estos, utilizándose entonces como medicamentos de reserva cefalosporinas o cloxacilina. La elección la hará el dermatólogo, especialista médico en afecciones en la piel.
Para el alivio de las molestias locales, especialmente la sensación de tirantez, calor, comezón y a veces dolor, se pueden utilizar compresas frías con hielo y analgésicos vía oral. Si hay fiebre se podrá utilizar paracetamol o ácido acetilsalicílico para bajar la temperatura y calmar el dolor muscular.
La mejor manera de prevenir la erisipela es atendiendo las posibles causas; por ejemplo, los pacientes con insuficiencia venosa o con várices deberán llevar a cabo el tratamiento y los cuidados de estos padecimientos para evitar recaídas. Si el origen es una infección por hongos entre los dedos de los pies, debe tratarse durante el tiempo necesario hasta erradicarla para evitar que la erisipela se repita.
No descuide ningún tipo de herida, sobre todo si usted padece diabetes; lávela con agua, jabón y aplique algún antiséptico de venta libre. Finalmente, si a lo largo de su vida ha sufrido alguna de las enfermedades causadas por estreptococo del grupo A, confirme con su médico que la bacteria no se aloja en su organismo, ya que puede "camuflarse" por largo tiempo, repentinamente aparecer y causar serios problemas.
SyM - Lido Coronado
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