domingo, 2 de junio de 2013

POR LOS PAPÁS




(http://www.chispaisas.info/padre10.htm)
 Celebrar el día del padre es un acto de justicia.  Me tiene sin cuidado que para muchos amargados el día del padre sea otra creación abominable. Yo me resbalo en ese piso liso, aunque me digan cursi, y caigo redonda para rendirles un homenaje tan sencillo como merecido. ¡Brindo por los papás! Pero no por todos. ¡Por los buenos papás!                                                                                        Por los que abrazan a sus niños y se bajan a la altura de sus ojos, sin pretender que los pequeños se empinen hasta ellos. Por los que tienen bien establecidas las prioridades y acuden a su llamado, aunque estén enchufados del portátil, del BB, del FB o del partido de fútbol que define otra estrella.                                                    Por los que respetan a sus hijos y los corrigen haciendo uso de su autoridad amorosa, sin zarandearlos ni humillarlos.  Por los que entienden que compartir su crianza es asumir mucho más que gastos fijos. Van a reuniones de colegio y refuerzan en casa las tablas de multiplicar, sin gritos demoledores de autoestima. Por los que alientan sueños y dejan que los hijos eleven las cometas, pero tienen la mano firme para ajustar la cuerda, en caso de desvío.   Por los que leen cuentos cada noche, sin muestras de cansancio, así haya que recitar el mismo durante semanas: "Junto a un bosque muy grande vivía un pobre leñador con su mujer y dos hijos; el niño se llamaba Hänsel, y la niña, Gretel?".                                        Por los que juegan escondidijo y fingen no saber dónde está el niño, aunque esté a su espalda "escondido" detrás de una toalla.   Por los que no se quedan en un billar después de la jornada ni arriesgan la estabilidad de su familia por irse detrás de cada escoba con falda que pasa por su lado.                                                   Por los que no tienen sucursales afectivas y enaltecen cada día a la madre de sus hijos.  Por los generosos que no someten a sus hijos a la degradación de suplicarles, incluso, hasta el afecto.                                                                                       Por los que enseñan con el ejemplo, especialmente en épocas de vacas flacas, que la integridad no se negocia. Por los que se miran al espejo sin miedo de sí mismos ni vergüenza de sus actos.   Por los que escriben cartas de amor filial para sus hijos y sus nietos y no temen hacerlas públicas. El cariño se divulga.                                         Por los que no espían sus culpas con regalos costosos y usan el no como herramienta moldeadora de carácter.  Por los que toleran sus viejas frustraciones y no obligan a sus hijos a ser lo que ellos no pudieron.                                             Por los humildes, que son capaces de pedir perdón a quien porta una camiseta de talla mucho más pequeña que la suya.  Por los que predican y aplican, lejos de la doble moral.                                                                                                       Por ellos, sin saber si son la mayoría o son muy pocos.
¡FELICIDADES   PAPÁ!

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