POR LOS PAPÁS
(http://www.chispaisas.info/padre10.htm)
Celebrar
el día del padre es un acto de justicia. Me tiene sin cuidado que para muchos amargados
el día del padre sea otra creación abominable. Yo me resbalo en ese piso liso,
aunque me digan cursi, y caigo redonda para rendirles un homenaje tan sencillo
como merecido. ¡Brindo por los papás! Pero no por todos. ¡Por los buenos papás!
Por
los que abrazan a sus niños y se bajan a la altura de sus ojos, sin pretender
que los pequeños se empinen hasta ellos. Por los que tienen bien establecidas
las prioridades y acuden a su llamado, aunque estén enchufados del portátil,
del BB, del FB o del partido de fútbol que define otra estrella. Por
los que respetan a sus hijos y los corrigen haciendo uso de su autoridad
amorosa, sin zarandearlos ni humillarlos. Por los que entienden que compartir su crianza
es asumir mucho más que gastos fijos. Van a reuniones de colegio y refuerzan en
casa las tablas de multiplicar, sin gritos demoledores de autoestima. Por los
que alientan sueños y dejan que los hijos eleven las cometas, pero tienen la
mano firme para ajustar la cuerda, en caso de desvío. Por los que leen cuentos cada noche, sin
muestras de cansancio, así haya que recitar el mismo durante semanas:
"Junto a un bosque muy grande vivía un pobre leñador con su mujer y dos
hijos; el niño se llamaba Hänsel, y la niña, Gretel?". Por los
que juegan escondidijo y fingen no saber dónde está el niño, aunque esté a su
espalda "escondido" detrás de una toalla. Por los que no se quedan en un billar después
de la jornada ni arriesgan la estabilidad de su familia por irse detrás de cada
escoba con falda que pasa por su lado. Por
los que no tienen sucursales afectivas y enaltecen cada día a la madre de sus
hijos. Por los generosos que no someten
a sus hijos a la degradación de suplicarles, incluso, hasta el afecto. Por
los que enseñan con el ejemplo, especialmente en épocas de vacas flacas, que la
integridad no se negocia. Por los que se miran al espejo sin miedo de sí mismos
ni vergüenza de sus actos. Por los que
escriben cartas de amor filial para sus hijos y sus nietos y no temen hacerlas
públicas. El cariño se divulga. Por los
que no espían sus culpas con regalos costosos y usan el no como herramienta
moldeadora de carácter. Por los que
toleran sus viejas frustraciones y no obligan a sus hijos a ser lo que ellos no
pudieron. Por
los humildes, que son capaces de pedir perdón a quien porta una camiseta de
talla mucho más pequeña que la suya. Por
los que predican y aplican, lejos de la doble moral. Por
ellos, sin saber si son la mayoría o son muy pocos.
¡FELICIDADES
PAPÁ!
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