“NADA EN
ESTE MUNDO TIENE SENTIDO SI
NO TOCAMOS EL CORAZON
DE LAS PERSONAS.
SI LAS PERSONAS
CRECEN CON LOS GOLPES
DUROS QUE DA LA
VIDA, TAMBIEN PUEDE
CRECER CON TOQUES
SUAVES EN EL ALMA
Esta página, “Viejos, pero no solos”, pretende: TRANSMITIR, FACILITAR, VINCULAR Y PROMOVER LA VEJEZ SALUDABLE, ACTIVA Y EXITOSA.
lunes, 30 de septiembre de 2013
lunes, 2 de septiembre de 2013
ALIMENTACION Y NUTRICION DURANTE EL ENVEJECIMIENTO.
Alimentación y nutrición son dos palabras que parecen
significar lo mismo, aunque en realidad se
refiere a dos componentes de un proceso complejo en el que intervienen
tanto la naturaleza biológica y psicológica de las personas, como su
organización social y cultura.
La alimentación abarca desde la obtención de los alimentos y
bebidas en la naturaleza, hasta el momento que los llevamos a la boca, pasando por
todas las etapas necesarias para transformarlas en platillos y bebidas. La
nutrición, en cambio, es el resultado que se da en el cuerpo en general y en
cada una de nuestras células en particular al aprovechar las sustancias y la
energía contenida en los alimentos y las bebidas. Para entender la nutrición
debemos también tomar en cuenta la forma en la que nuestro organismo emplea
todo lo que aporta la alimentación, incluyendo lo que se gasta simplemente para
mantenernos vivos y en el trabajo que implica movernos, cargar objetos o
simplemente pensar y hablar. Desde luego la adecuada nutrición depende en gran
parte de nuestra alimentación, pero también intervienen otros factores. Por
ejemplo, si no podemos masticar bien la comida, pasan grumos grandes al
estómago, difíciles de digerir y absorber, ocasionando que lo que comemos sea
eliminado sin provecho, a pesar de que fue tragado en cantidades adecuadas.
Es importante mencionar que durante el proceso de
envejecimiento la digestión y la absorción de los nutrimentos están disminuidas
comparadas con la de los adultos jóvenes, debido a la masticación deficiente,
disminución en la producción de saliva, reducción en la producción de las
sustancias que digieren los alimentos y el natural deterioro de la capa de
mucosa que cubre el tubo digestivo. Sin embargo, lo anterior puede ser
compensado mediante la modificación de los hábitos alimenticios.
Por lo anterior, una alimentación suficiente en calidad y
cantidad, considerando la actividad física y el género es fundamental para
mantener o mejorar el estado de salud y prevenir enfermedades en los adultos
mayores.
Asimismo, el consumo inadecuado o insuficiente de alimentos
acarrea adelgazamiento o sobrepeso, implicando
ambos riesgos para la salud.
La desnutrición por déficit de
energía, manifestada por el adelgazamiento del cuerpo, se presenta de un 3 a 15%
y el sobrepeso es más del 40% de los adultos mayores aparentemente sanos
quienes viven en sus casas. La frecuencia de desnutrición se incrementa hasta
el 60% en los ancianos recluidos en asilos, casas de asistencia o que ingresan
al hospital por algún padecimiento agudo.
DIETA Y SALUD
Se ha demostrado que la
alimentación asociada a la mal nutrición (desnutrición, sobrepeso y obesidad)
es un factor determinante para la presencia de padecimientos infecciosos y crónico-degenerativos,
ya que los sujetos desnutridos, aunque sea solamente por no satisfacer sus
necesidades de energía, tienen un sistema inmune deficiente que aumenta la
susceptibilidad a las infecciones. Asimismo, las personas con sobrepeso tienen
mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, diabetes mellitus,
problemas articulares y algunas variedades de cáncer.
1.- Satisfacer las necesidades de
energía.
2.- Ser de buena calidad y contener
los nutrimentos necesarios para el organismo, siendo particularmente
recomendables durante el proceso de envejecimiento el calcio, hierro, agua,
fibra dietética y los antioxidantes.
3.-Ser equilibrada mediante la
relación armónica de sus componentes, destacando la necesidad de no contener
exceso de grasa.
4.- Ser higiénica y acorde con las
características biológicas, ideología, gustos, situación social, capacidad
económica y experiencia previa con los alimentos de cada persona.
La dieta rica en antioxidantes
previene o mejora los padecimientos antes señalados.
También se ha demostrado que la
dieta rica en fibra mejora la digestión y previene los padecimientos cardiovasculares
y la ingesta suficiente de calcio previene o limita la evolución de la
osteoporosis y la de hierro hace lo mismo respecto a la anemia.
LA
ESPIRITUALIDAD EN EL ADULTO
MAYOR
Como
de los pilar de una consistente calidad de vida en el adulto mayor, se
ha reconocido, a nivel Gerontológico, la Espiritualidad. Tema poco tratado y
menos profundizado por un recelo mal
entendido de que se pueda confundir con
religiosidad o autoestima.
Investigando diferentes fuentes, quisimos preparar un documento sencillo que
sirviera de apoyo para la presentación del Tema en los Núcleos Gerontológicos
que manejamos, el resultado fue el siguiente:
Entendemos por Espiritualidad al conjunto de sentimientos, emociones,
actitudes, que relacionan al hombre y al mundo con la búsqueda de lo
trascendente, sagrado y divino. Contribuye
a dar un propósito y sentido a la vida y orienta la
conducta de las personas, sus relaciones interpersonales y la forma de sentir, pensar y actuar.
El Ser humano se define como un todo, conformado por aspectos diversos,
los cuales no podemos interpretar de manera aislada. No somos solamente cuerpo, materia. No somos sólo mente… Si lo interpretamos parcialmente puede suceder lo de la parábola hindú de Los ciegos y elefante.
La espiritualidad se puede encontrar el corazón de una religión. Surge cuando hay
ESPERANZA, y ésta dará como consecuencia la PAZ.
La Esperanza “Es lo que se ESPERA”; va a
marcar las acciones y actitudes de la
vida presente y la relación futura con los demás.
Con esta idea podemos identificar a las personas como: Espirituales, Religiosas,
Existencialistas y No Espirituales.
“La PAZ es moneda tan manoseada y usada que cada día es más
difícil distinguirla. Los hombres llaman paz al placer conseguido y también a
la máscara final de las guerras fratricidas.
Transformamos una sociedad injusta por medio de esas paces
ambiguas; es empresa frustrante y
engañosa.
Muchas veces los
cristianos caemos en la tentación de leer con ingenuo entusiasmo los
periódicos, y con docta desconfianza el
Evangelio”.
“Para la Espiritualidad, es
indispensable la presencia de la FE, con una dimensión personal.
La fe dictará comportamientos diferentes al flemático y al pasional, al
indolente y al superactivo, al sano y al enfermo. Pero el resultado será siempre
idéntico. A todos, como los lentes, ofrece las perspectivas reales que
necesitan para ver bien, caminar sin tropiezos, conocerse a sí mismos y conocer
mejor a los otros. La fe es un tesoro al alcance de la mano y son pocos los que
saben descubrirlo. Es alimento que hay que recibir con sencillez de niño
hambriento y no con condescendiente presunción de saciados”
Las personas espirituales son
personas que reflexionan sobre su vida, existencia y trascendencia. “El beato
egoísta (el hombre con religiosidad superficial) hace de Dios un Dios recortado a su
propia medida. Quiere salvarse, sin importarle si los demás se salvan o se
condenan.
La santidad para
él es una obra supremamente narcisista. Ritos más que oraciones. Olvida a los
demás y se encierra en sí mismo.”
“Las llamadas buenas obras: la fraternidad, la limosna,
la generosidad, la caridad, pueden ser hechas por personas indiferentes
e incluso perversas deseosas de “ser vistas por los hombres”(Mt 6,5). Dar un
pan, un cheque de un millón o el sacrificio de una vida, puede ser motivado por
el deseo de una alabanza, de ocupar un lugar en la historia o simplemente por
sentirse necesario a los demás”
LA ESPIRITUALIAD EN LA
VEJEZ. Conforme la edad avanza, la persona va pensando con más frecuencia en lo que
hay más allá de la muerte, o en el por qué o para qué de la vida; las
respuestas que se dé será determinante en la
salud psíquica del adulto mayor.
Algunos autores opinan que la espiritualidad y la religión no aumentan con la
vejez, ya que las personas tienden a
mantener sus creencias y hábitos de toda
su vida. La vejez NO conduce inevitablemente
a la espiritualidad; sin embargo, al envejecer se disminuyen los ritmos, ya hay
tiempo y espacio para las cosas simples. La vejez facilita la aceptación de cosas que no se pueden cambiar. Disminuyen las pasiones; aumenta la capacidad
de la calma interior.
La espiritualidad, aunque no es materia de ninguna especialidad de los
profesionales de la salud, éstos deben dar una correcta
interpretación de las angustias de sus pacientes, sin perder el límite ético.
La espiritualidad cotidiana implica no juzgar, o dejarnos llevar por
nuestros prejuicios. Debemos revisar las
críticas que hacemos a los demás y pensar que quizás lo que decimos revela más
de nosotros mismos, que de los demás. Para recibir la inspiración y el alimento
espiritual necesitamos de tranquilidad y paz interior. La espiritualidad está
en cada uno de tus actos, en tus logros, en tus fracasos, en tus alegrías, en
tus tristezas, en tus sueños, en ti, en lo que haces, en lo que entregas, en
tus manos, en tu amor.
Han existido y existen personas que “son naves que
abren camino: se les puede seguir, y tras
ellos, llegar al puerto de la felicidad prometida; o se les puede volver
la espalda y seguir, cada cual, su propio rumbo en busca de espejismos falaces
e instantáneos o de puertos que en realidad son
prisiones”.
“Sanos o
enfermos, pobres o hacendados, hombres
con poder o simples ejecutores de las ordenes de otros pueden vivir esa
experiencia”.
La Espiritualidad ES ALGO PARECIDO A LO QUE LAS LENTES SON
AL MIOPE; UN INSTRUMENTO
PRECIOSO PARA POSEER UNA VISIÓN INTEGRAL
Y CORRECTA”.
Fuente: DIOS CREE
EN EL HOMBRE, Justo Mullor, Ed. MiNos
Anécdota viejista en el
mes de los Adultos Mayores
En
una colaboración anterior titulada “Creando conciencia sobre la longevidad” se
habló acerca de la mejor forma de erradicar los prejuicios y estereotipos con
los que la sociedad en general observa y trata a las personas de la tercera
edad. Se mencionó entre otras cosas al doctor Robert Neil Butler, autor del término “viejismo” y se dejó apuntado
el interés de este personaje sobre el particular y cómo había definido el
concepto. En esa ocasión también se
mencionó que erradicar prejuicios y estereotipos, es una tarea gradual y de
conjunto en la que debemos participar de diferentes formas todos los estratos
sociales. También se dijo que este
espacio electrónico es en sí, una forma
de ocuparnos de los viejos intentando no sólo localizar y resumir datos útiles
a ellos y sus familias, sino crear conciencia en el lector sobre una
problemática en la que todos estamos inmersos.
Esta vez, un
poco de historia al respecto puede ilustrarnos sobre fechas y precisiones
semánticas que desde mi punto de vista, conducen a la discriminación. El Insen, Instituto Nacional de la Senectud,
se creó por decreto presidencial el 22 de agosto de 1979 afiliado a la entonces
Secretaría de Salubridad y Asistencia. En
1983, se festejó a los ancianos por primera vez en la ciudad de México; al
siguiente año también se unió al festejo la ciudad de Monterrey y desde 1998 se
conmemoró el 28 de agosto como el Día del Abuelo en todo el país. En el año
2002, el Instituto pasó a formar parte de la Secretaría de Desarrollo Social
con el nuevo nombre de Inaplen, Instituto Nacional de Adultos en Plenitud, ya
como organismo descentralizado, con personalidad jurídica y patrimonio propio. El 25 de junio del mismo año, se publicó en
el Diario Oficial de la Federación la Ley de los derechos de las personas
Adultas Mayores, siendo la fecha en que se retomó el término utilizado por la
ONU. Por esta razón el Inaplen cambió de
nombre una vez más y se denominó Inapam, Instituto Nacional de las personas
Adultas Mayores.
Cada una de
estas denominaciones que han sido oficiales: senectud, anciano, adulto en
plenitud, adulto mayor, no son sino circunloquios para denotar a un grupo de
personas que tienen una característica común: todos son mayores de sesenta años,
todos son sexagenarios y todos son viejos. Y las instituciones oficiales, buscando
una denominación adecuada a tal grupo etario, ha caído en la chabacanería de
asignarles una etiqueta que pretende no ser ofensiva, como si llegar a la edad
de sesenta o más fuera una afrenta a la sociedad. Tratando de ser objetivos en
la apreciación, recurrimos a nuestro idioma, porque sabemos que hay adjetivos
precisos para las distintas etapas de la vida de las personas y no es
inadecuado decirle a un niño, o a un adolescente, o a un joven, o a un adulto
que lo es. Entonces ¿por qué debería considerarse ofensivo decirle a un viejo
que lo es? En todo este rodeo de palabras se infiere una postura “viejista”,
prejuiciosa.
Un análisis
desde otro enfoque, es el siguiente.
Muchos viejos mayores de sesenta años, aún somos capaces y
autosuficientes en muchos sentidos; algunos trabajan, buscan ingresos
adicionales a su exigua pensión y siguen siendo productivos. Otros más se hacen cargo de familiares
necesitados o cuidan a sus nietos para ayudar a los hijos en la atención porque
las parejas modernas, generalmente trabajan y no lo pueden hacer. Algunos viejos
también aportan al presupuesto familiar realizando alguna actividad
independiente. Y en fin, muchos viejos mayores de sesenta años, acudimos a
comprar y consumimos en las tiendas departamentales, en los mercados, en la
actividad turística, etc. Aunque seamos viejos mayores de sesenta años, en
mayor o en menor medida aportamos dinero a la actividad económica del país a
través de lo que consumimos; aunque seamos viejos, seguimos consumiendo muchos
satisfactores de diferentes calidades y en variadas cantidades. Algunos, quizá los menos, hasta una pequeña o grande
cuenta en el banco tienen y también su dinero en las instituciones bancarias
sirve a la actividad financiera.
Este
preámbulo era necesario como sustento para lo que digo a continuación. Quien esto escribe, recientemente fue objeto
de discriminación -por motivo de la edad- en un centro comercial. Y justo en el
mes de agosto, en el que se hace gala de festejos y reconocimiento a los
adultos mayores; en el mes de los abuelos, aunque no todos los mayores tengan
la fortuna de serlo. Y esa es otra postura “viejista” y estereotipada, ya que en los asilos y casas de reposo a todos los
viejos por igual los llaman –eso sí, con mucho cariño- “abuelitos”.
Para entrar
en materia y hacer el relato de mi experiencia personal, les digo que habitualmente
cada semana acudo a la tienda Soriana cercana a mi domicilio y compro
especialmente frutas y verduras que me parecen de mejor calidad que en otros
centros comerciales. Por ser un cliente
habitual, tengo una “tarjeta de puntos” que se acumulan con cada compra y
posteriormente sirven como dinero para adquirir en la misma tienda, otros
productos. Dentro de este juego
comercial de las tiendas departamentales, en ocasiones también regalan unos
vales para cambiar por boletos de entrada a algunos centros de diversiones
infantiles. Por esa razón, no fue sorpresa para mí, cuando el día 15 de agosto al pagar en
caja, la cajera me dijo que por ser
“cliente frecuente” había yo sido elegida para que se me otorgara un premio en
efectivo equivalente al 5% de mi compra de ese día. Ignoro cuál es el procedimiento que siguen
para elegir al cliente con tanta rapidez, pero la cajera aún no me acababa de
anunciar el tan merecido premio, cuando ya estaba un jovencito al lado mío
explicándome que sólo tenía que acompañarlo al Soriban (el Banco de la tienda
Soriana), presentar mi credencial de elector y en menos de cinco minutos me
iban a regresar el 5% de mi compra en efectivo.
Solo que al entregar mi credencial de elector a la encargada y darse
cuenta de mi edad, se disculpó y dijo que los premios de ese tipo sólo se
entregaban hasta los sesenta y nueve años como máximo. Tanto ella como el
jovencito que me había acompañado al banco, estaban muy apenados y yo sólo les
dije que era un acto discriminatorio, porque el dinero de un joven vale lo
mismo que el dinero de un adulto mayor; si lo que premian es la asiduidad y el
consumo ¿qué le importa a la tienda la edad de los consumidores? Agregué, que ellos estaban realizando su trabajo, pero
las políticas de la tienda son a todas luces “viejistas”, discriminatorias.
Si esta
experiencia personal –aparentemente intrascendente-, la extrapolo a otros
escenarios como el propio entorno familiar, las instituciones de salud –que
pudieran ser los servicios prioritarios para los viejos-, al servicio de
transporte, los centros de diversión,
etc., ¿qué trato se puede esperar para los viejos mayores de sesenta años?
Volviendo a
las fechas que se mencionaron antes, 1979 cuando se creó el Insen en México, o
1983 cuando iniciaron los festejos y reconocimiento a los ancianos, o incluso el 2002 cuando se les asignó la
última denominación de Adultos Mayores, estamos hablando de que han
transcurrido treinta y cuatro años como máximo y once años como mínimo desde
que los viejos fueron objeto del discurso político gubernamental y aún el trato
igualitario –y no digo diferenciado- no se percibe en la realidad
cotidiana. Dentro de una sociedad que se
precie de ser democrática, plural e incluyente, no es aceptable ningún tipo de privilegio
pero tampoco de discriminación.
Si en su
inicio el Inapam tenía como objetivo “proteger, ayudar, atender y orientar a la
vejez mexicana y estudiar sus problemas para lograr las soluciones
adecuadas"; y más tarde el Inaplen se convirtió en “el órgano rector de
las políticas públicas de desarrollo social y humano para las personas adultas
mayores”, los objetivos de ambos no han permeado en toda la sociedad porque no
se concretan en comportamientos generalizados que así lo evidencien. El
realizar festejos para los viejos una vez al año -que dicho sea de paso, sirven la mayoría de
las veces para lucimiento político y los lugares privilegiados de tales
festejos no son exclusivos para los mayores- no cubre las necesidades prioritarias
de la mayoría; y no sirven de mucho si los 364 días restantes no se atiende con
dignidad a este grupo etario.
Reitero y
concluyo con las mismas palabras del mes anterior ¿cuál es la mejor forma de
erradicar los prejuicios y estereotipos con los que la sociedad en general
observa y trata a las personas de la tercera edad? Me parece que es una tarea gradual y de
conjunto en la que debemos participar todos los estratos sociales de diferentes
formas. Los estudiosos, estudiando la
situación y aportando información; los
científicos investigando y divulgando los hallazgos de sus investigaciones; los
médicos y el personal hospitalario atendiendo y procurando el trato
humanitario; las instituciones de salud
capacitando a su personal para que en la práctica ofrezca una atención de
excelencia; los familiares cuidando a
sus viejos con amor sin abandonarlos a su suerte en asilos y casas de reposo;
etc. etc. etc.
TIEMPO LIBRE
UNA VISIÒN DEL ENVEJECIMIENTO ACTIVO
Que es la vejez?...es
la etapa del ciclo de vida cuyo inicio, desarrollo, limitaciones y oportunidades lo determinan los grupos
sociales. En los países desarrollados es a los 65 años, en los países en
desarrollo a los 60 años.
Que es el
envejecimiento?... es el proceso gradual y adaptativo caracterizado por una
discriminación relativa a la respuesta homeostática, debido a las
modificaciones morfológicas, fisiológicas, bioquímicas, psicológicas y
sociales, propiciado por los cambios inherentes a la edad.
En el proceso de
optimización de las oportunidades de salud, participación y seguridad con el
fin de mejorar la calidad de vida a medida que las personas envejecen, la
independencia, la participación, los cuidados, la autorrealización y la
dignidad son determinantes. Una ventaja en el envejecimiento social es el
empoderamiento y participación comunitaria, reconociendo el capital social de
la comunidad.
Las estrategias
fundamentales para lograr el máximo de salud, bienestar y calidad de vida de
las personas adultos mayores, desde el punto de vista de la gerontología
comunitaria es el fortalecimiento de las habilidades y capacidades así como
también un control de los determinantes de la salud y modificación de las
condiciones sociales, económicas y ambientales de los individuos.
A través de las
redes de apoyo social se obtienen ayudas sociales y unipersonales, en las
R.A.S. informales se refieren al apoyo para el individuo y sólo abarca la
familia, los amigos y grupos comunitarios autónomos y las RAS de tipo formal se
incluyen las instituciones y organizaciones no gubernamentales que poseen un
sistema burocrático con normas y objetivos específicos con la participación de
profesionales. Por último, definiremos que es el viejismo, Buttler lo describe
como actitudes y acciones discriminatorias de rechazo y tendencia a la
migración.
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