domingo, 17 de agosto de 2014

COMO  ME  VES, TE VERÁS



En la sociedad actual, en la que se exalta el valor de la juventud y del lucimiento de la apariencia física, se trata de ignorar que la vida comprende un proceso natural e inevitable.
El niño aspira a ser grande; el adolescente  quiere  crecer lo antes posible para sentirse autosuficientes; los jóvenes viven como si la energía de su edad fuera inagotable; y el ciclo de la vida continúa su marcha.
Cada etapa, cada edad se aferra a su razón, a su punto de vista, a su forma de manejar la vida, como si ese criterio fuera el único, correcto e infalible.
Las distancias de opiniones se alejan cada vez más con los años; las brechas intergeneracionales se hacen más profundas y la comunicación se rompe.
Con esta base de problemática social, se han  venido realizando espacios de encuentro entre personas que pertenecen a generaciones diferentes, con el fin de aprovechar la riqueza que cada una de ellas puede ofrecer.
Estos encuentros pretenden:
  • Descubrir las potencialidades que ofrecen las diferentes generaciones.
  • Aprovechar la riqueza de la experiencia, elemento de transmisión cultural; analizar las constantes que se hereda de generación a generación.
  • Preparar a la persona mayor en la organización de su propia vida.
  • Tomar conciencia de la riqueza de la persona, en las diferentes etapas.
  • Sensibilizar a la población de la necesidad de vivir juntos.
  • Promover la conciencia de utilidad y autoestima.
Estos grupos realizan encuentros de personas de diferentes edades, normalmente del mismo ámbito familiar y social, en los que un equipo de coordinación  organiza la sesión en función de los objetivos específicos que se persigan.
Principalmente las organizaciones civiles de todo el mundo se han interesado en organizar este tipo de actividades, sin esperar que las autoridades gubernamentales identifiquen la importancia y trascendencia de este tipo de iniciativas.
¡Bien por la autodeterminación de la sociedad civil! 

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