COMO ME
VES, TE VERÁS
En la sociedad actual, en la que
se exalta el valor de la juventud y del lucimiento de la apariencia física, se
trata de ignorar que la vida comprende un proceso natural e inevitable.
El niño aspira a ser grande; el
adolescente quiere crecer lo antes posible para sentirse
autosuficientes; los jóvenes viven como si la energía de su edad fuera
inagotable; y el ciclo de la vida continúa su marcha.
Cada etapa, cada edad se aferra a
su razón, a su punto de vista, a su forma de manejar la vida, como si ese
criterio fuera el único, correcto e infalible.
Las distancias de opiniones se
alejan cada vez más con los años; las brechas intergeneracionales se hacen más
profundas y la comunicación se rompe.
Con esta base de problemática
social, se han venido realizando
espacios de encuentro entre personas que pertenecen a generaciones diferentes,
con el fin de aprovechar la riqueza que cada una de ellas puede ofrecer.
Estos encuentros pretenden:
- Descubrir las
potencialidades que ofrecen las diferentes generaciones.
- Aprovechar la riqueza de la
experiencia, elemento de transmisión cultural; analizar las constantes que
se hereda de generación a generación.
- Preparar a la persona mayor
en la organización de su propia vida.
- Tomar conciencia de la
riqueza de la persona, en las diferentes etapas.
- Sensibilizar a la población
de la necesidad de vivir juntos.
- Promover la conciencia de
utilidad y autoestima.
Estos grupos realizan encuentros
de personas de diferentes edades, normalmente del mismo ámbito familiar y
social, en los que un equipo de coordinación
organiza la sesión en función de los objetivos específicos que se
persigan.
Principalmente las organizaciones
civiles de todo el mundo se han interesado en organizar este tipo de
actividades, sin esperar que las autoridades gubernamentales identifiquen la
importancia y trascendencia de este tipo de iniciativas.
¡Bien
por la autodeterminación de la sociedad civil!
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