LA JUBILACION
Muchos profesionales cuando llega el momento de la jubilación finalmente se ven desbordados por la incertidumbre y se plantean cuestiones tales como si tendrán dinero suficiente para mantener el mismo ritmo de vida, si se aburrirán, se cuestionan su utilidad e incluso su identidad al perder un rol definitorio tan importante. Estos planteamientos pueden generar en la persona inseguridad y angustia respecto al futuro.
El cambio que va a sufrir su vida, en cuanto a hábitos y costumbres es muy brusco y, para tratar de reducir sus efectos, conviene preparar este momento.
La preocupación por los jubilados es cada vez mayor en la sociedad y también las empresas están cada vez más sensibilizadas, aunque debe aumentar esta atención. Hay organismos y compañías que ofrecen a las personas que van a jubilarse, bien por voluntad propia, bien porque se vean afectados por edad o por planes de jubilación anticipada, la posibilidad de recibir asesoría por parte de profesionales especializados para adaptarse a esta nueva situación. Estos programas son tremendamente útiles para acercar la nueva realidad a los trabajadores.
Según diversos estudios las personas que han planificado su jubilación tienen un ajuste muy positivo (Goudy, Powers y Keith, 1975).
Dada la importancia de este proceso vital es imprescindible desarrollar una serie de iniciativas que favorezcan la adaptación de los trabajadores a la nueva situación, proceso que debe ser atendido y focalizado, así la figura del psicólogo orientador en procesos de jubilación será de gran valor y utilidad para favorecer la vivencia de este tránsito vital con éxito.
El asesoramiento fundamental va a darse en cuanto a la actitud que debe tener la persona sobre cómo abordar esta etapa satisfactoriamente lo cual implicará hacer un repaso de vivencias, de conocimientos acumulados, de experiencias, y del rol que se ha desempeñado como profesional o de los roles fundamentales desempeñados a lo largo de estos años, para desde ahí analizar con la persona el sentimiento de pérdida que hace que esta etapa sea percibida como negativa, así como, planificar la nueva etapa desde las motivaciones y potencialidades del sujeto.
OBJETIVOS DE LA ORIENTACIÓN
- Aportar información suficiente que permita afrontar con más conocimiento y con herramientas específicas la orientación en la transición en procesos de jubilación.
- Favorecer la reflexión sobre esa realidad y ese momento vital para ser capaces de orientar fomentando la calidad de vida de los futuros jubilados y jubiladas.
- Entender la jubilación como otro momento del devenir de los sujetos, con particularidades propias. Otro, ni más ni menos, que otro momento del desarrollo, con grandes posibilidades para el desarrollo y el crecimiento personal.
- Conocer, para poder afrontar, aspectos psicosociales del envejecimiento, desasociando el significado de jubilación a las características culturales prejuiciosas del envejecimiento, tales como pasividad, inactividad, pérdida de estatus y poder, asimismo, afrontar con seguridad los temores e incertidumbres posibles, de las personas que viven esta etapa.
Los orientadores apoyarán a personas en el proceso final de su trayectoria profesional y en el inicio de un nuevo ciclo vital:
- Informando y facilitando el descubrimiento de ventajas personales que puede suponer la jubilación.
- Desasociando jubilación a mitos y prejuicios.
- Conociendo los cambios psicosociales asociados al envejecimiento para facilitar el afrontamiento y eliminar prejuicios.
- Formando para orientar en la adquisición de hábitos saludables y en la planificación de los años de vida venideros.
- Elaborando estrategias para fomentar el autoconocimiento y el crecimiento personal asociado e esta etapa.
EJERCICIOS Y PROPUESTAS PARA TRABAJAR COMO ORIENTADORES
Se plantean a continuación algunos ejercicios de reflexión interesantes para llevar a cabo con las personas a orientar en su proceso de jubilación:
- De qué me jubilo / de qué no me jubilo. La persona deberá indicar estos datos tratando de concretar lo más posible, poniendo ejemplos claros de su cotidianeidad.
- Desarrollar el propio proyecto de vida.
En líneas generales, desarrollar un proyecto de vida supone, después de informarnos y reflexionar, pensar, planificar y decidir cómo queremos vivir esos años del proceso de envejecimiento, preparándonos, eligiendo que actividades (que sean fuente de placer, de esparcimiento y de desarrollo personal) vamos a incluir en él, desarrollando hábitos de autocuidado, participando en la sociedad. Tiene que ver con el sentido que cada uno de nosotros le demos a nuestra vida y a nuestra independencia, entendiendo que ésta es siempre parcial, y a nuestras potencialidades.
La clave está en buscar cuales son las motivaciones, los motores para seguir viviendo con intensidad. Cultivar las aficiones propias que uno ha dejado olvidadas, o a las que no ha podido dedicarse suficientemente con anterioridad.
El objetivo a largo plazo al desarrollar nuestro proyecto de vida es mejorar nuestra calidad de vida, es decir, llegar a experimentar un sentimiento de bienestar psicofísico y socioeconómico en el que influyen tanto factores personales o individuales (salud, independencia, satisfacción con la vida, autoestima) como factores socioambientales. Dicho proyecto de vida debe, asimismo, ser lo suficientemente flexible como para permitir ir añadiendo cambios en función de nuestras expectativas con respecto al proyecto y la contrastación del mismo con la realidad que nos rodea.
Nos cuidamos en la medida en que conocemos los cambios a los que nos vamos a enfrentar en este proceso y prevenimos con nuestras actitudes y comportamientos los procesos de un envejecimiento patológico.
La disminución de nuestros temores y miedos a no saber como manejarnos en situaciones complejas, mejora nuestra salud bio-psico-social, de manera que aportemos vida a los años y no años a la vida, como dice la OMS.
En la medida en que la vivencia de este proceso sea positiva y se pueda ir cumpliendo el propio proyecto de vida se podrán desarrollar estrategias y mecanismos de participación social para poder llegar a ser agentes de cambio en la sociedad, generando nuevos modelos de jubilación distintos al actual modelo algo deficitario.
- Hacer una lista de lugares nutricios, actividades nutricias, personas nutricias. Este ejercicio ayudará en la elaboración del Proyecto de Vida.
- Hacer un nuevo Currículo. Análisis DAFO: Debilidades, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades. Estableciendo los objetivos que se desearían alcanzar
- Fomentar las relaciones sociales. Gozar de la relación con los demás es toda una garantía de salud mental: cultivar los vínculos de la familia, de las amistades, es una buena manera de sentirse vivos, de constatar que para los demás tenemos un valor y una significación. Mantener nuestras vinculaciones con el entorno y las personas es también una forma de aferrarnos a la realidad y de relativizar las dificultades. La importancia de las relaciones con el entorno ha venido subrayada por las investigaciones relacionadas con el apoyo social, y el nivel de estrés y calidad de vida. La conclusión es clara: hay una relación inversa entre la red social de una persona y las disfunciones físicas y / o psicológicas; cuánto menores son las redes sociales, mayores son las patologías, (Albarracín y Goldestein, 1994).
- Participación en todas aquellas actividades que además de suponer una vinculación social, activan y mantienen las capacidades intelectuales y emocionales: actividades culturales o artísticas, estudios, visitas culturales, viajes, utilización de nuevas tecnologías (Internet, correo electrónico).
- Realización de actividades individuales o grupales:
- Video Forum: "En el estanque dorado", (Universal, 1981) con Henry Fonda, Katharine Hepburn y Jane Fonda como protagonistas, donde aparece el tema de la Jubilación y el declive físico.
"Las ballenas de Agosto", (Alive Films,1987), con Bette Davis, Lilliam Gish y Vincent Price, en la que se presenta el tema de la dependencia y dos formas diferentes de enfocar el envejecimiento. - Lecturas: La hoja roja: Miguel Delibes.
El as en la manga: Rita Levi Montalcini (Drakontos. Ed. Crítica. Barcelona, 1999)
La orientación va a ser asimismo información, asesoramiento sobre dudas, sobre aspectos de la propia persona que ella misma desconocía, sobre recursos, sobre procesos psicológicos, va a ser un proceso de aprendizaje que puede generar mucha ilusión y motivación a la persona que va a jubilarse. Puede resultar una experiencia muy gratificante, un comienzo y además un encuentro del que orientador también se verá beneficiado pudiendo enriquecerse mucho de la experiencia de estas personas.
5. CONCLUSIÓN
Como hemos ido viendo a lo largo de este artículo es necesario que los orientadores se identifiquen con quien trabajan y que puedan reflexionar sobre la problemática que van a afrontar. Es en el movimiento de acercamiento al otro, en el intento de ubicarnos en su situación y problemática donde se ponen en juego las acciones y también las limitaciones de los técnicos. Es fundamental que el orientador crea en el proyecto de vida de la persona que se jubila, discriminando claramente el proyecto de vida de la idea de plan, que afronte sin temores el desarrollo evolutivo en esta etapa y que no lo vea con la distancia de su edad sino con cercanía, con autoridad y con confianza en las potencialidades mutuas. Es necesario la responsabilidad y la aceptación de la precariedad de todos los proyectos, en todas las edades. Es necesario que el orientador tenga claro desde donde y para qué realiza las intervenciones.
Si pensamos que el objetivo del trabajo con adultos en fase de jubilación o prejubilación, es colaborar con ellos en la tarea de responsabilización de sus propias vidas, generando un nuevo proyecto, se abre una multitud de posibilidades para la integración de propuestas en un proceso donde se comparten la capacidad de reflexión y crítica. Entendiendo que habrá aspectos, emociones y momentos críticos que no hay que negar y que hay que adaptarse a cada persona. Haciendo hincapié en eso, en ser persona sin desempeñar ningún rol profesional, sin ocupar ningún cargo o puesto en determinada empresa o puesto de trabajo. La relación con el otro desde uno mismo, sin ocupación laboral. El orientador no debe verse afectado por la posición u ocupación previa de la persona porque eso ya no desempeña un papel de importancia, excepto en sus experiencias y en su “tener”, pero no en su “ser”, en terminología de Erik Fromm.
Tal vez, a partir de aquí podamos trabajar en temas como el lugar que ocupa en su familia, sus modelos identificatorios, sus miedos e inseguridades. En definitiva, sobre los distintos soportes de su personalidad, los que le permitirán o no profundizar en la intervención y proyección vital haciendo un trabajo conjunto intenso y valioso.
No podemos pensar que no podemos ayudar a una persona de mucha experiencia y que está en ciclo decadente, hay que confiar, no infantilizar ni trivializar, debemos ser capaces de plantear un proyecto de vida serio. Asimismo este trabajo supone un importante papel como agentes de cambio social influyendo con nuestra actitud y propuestas sobre el imaginario social, ayudando a romper prejuicios y moldes excesivamente rígidos que la sociedad ha ido generando respecto a este momento vital.
Como hemos ido viendo toda medida preventiva para conseguir un buen ajuste en el camino hacia la jubilación pasa por mirar adelante tratando de planificar los años venideros, así mismo ha quedado claro que las diferencias individuales van a ser evidentes en este proceso de jubilación y por ello la orientación no puede ser estática, sino que serán acciones dinámicas, que orienten a las personas a concebir su situación futura como algo importante que debe planificarse y que hay varios aspectos que van a influir en la diferente manera de afrontar la jubilación.
BIBLIOGRAFÍA
- Albarracín D. y Goldestein E. (1994). Redes de apoyo social y envejecimiento humano". En J. Buendía (comp.) Envejecimiento y Psicología de la Salud. Madrid. Siglo XXI. pp. 373 a 398
- Aranguren JL. (1992). La vejez como autorrealización personal y social. Madrid. Ministerio de Asuntos Sociales
- Bozton, M. (1985) La psicología y las empresas, Barcelona, Hispano Europea
- Buendía J. (1994), (comp.). Envejecimiento y Psicología de la Salud. Madrid. Siglo XXI
- Canals, S. (2000) Estrés y Calidad de Vida Laboral. Editorial Ceril.
- Conde Salas, J.L. (2001) Vivir la vejez positivamente. Primer Curso Virtual de Educación para el Envejecimiento. Lectura complementaria.
http://www.psiconet.com/tiempo/educacion - Fromm, E. (1978) Tener o Ser. Madrid. Fondo de cultura económica.
- Levi Montalcini, R. (1999). El as en la manga. Barcelona. Ed. Crítica. Drakontos.
- Madrid García, A. J. & Garcés de los Fayos Ruiz, E.J. (2000) La preparación para la jubilación: revisión de los factores psicológicos y sociales que inciden en un mejor ajuste emocional al final del desempeño laboral. Anales de psicología, vol 16, num 1, 87 – 99.
- Monchietti, A.; Krzemien, D. (2000) Participación social y estilo de vida. Su relación con la calidad de vida en la vejez. Revista electrónica Tiempo nº 6 noviembre. http://www.psiconet.com/tiempo
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