martes, 31 de julio de 2012

Actividad física y actividad cognitiva

En una oportunidad anterior, intenté aproximarme a la comprensión de lo que es la “dimensión viso-espacial”.  Esta vez, deseo comentar un tema que debe ser de sumo interés especialmente para las personas de la tercera edad, porque se sabe que el envejecimiento del cerebro produce cambios de tamaño y forma como consecuencia de un déficit en el tejido nervioso y que ciertos casos de envejecimiento se asocian a trastornos de la mente como son las demencias.
La intención de inicio, es presentar una visión positiva y propositiva del tema, que colabore con la erradicación de prejuicios y estereotipos vinculados a la edad y motivar a los interesados a efectuar un cambio de actitud primero y de rutinas después, que les permita vivir en mejores condiciones y con mejor calidad de vida.
El psicólogo y neurocientífico  Shlomo  Breznitz, dice que igual que las personas se ocupan de cuidar su cuerpo para mantener una buena salud física, los ejercicios mentales pueden ayudarles a mantener una buena salud cognitiva.  Sin embargo, tales ejercicios sólo son útiles para mejorar la salud cognitiva si ayudan a combatir la repetición y la rutina en las actividades que se realizan.
Me parece que aquí radica la importancia del comentario científico y es donde se debe enfocar la atención para apropiarse de una información a todas luces útil.  Si se toma en cuenta la opinión científica, los adultos mayores especialmente, se conducen de manera rutinaria, son personas con hábitos arraigados y éste es un comportamiento que va a en contra del buen funcionamiento de un cerebro saludable.  El principal requisito entonces, es cambiar de rutinas, innovar las actividades, dejar de hacer lo mismo que a lo largo de los años se ha realizado y sustituirlo con actividades distintas; o bien, hacer las mismas actividades de diferente manera. En la medida que se buscan nuevas alternativas de ocupación, se “obliga” al cerebro a adaptarse a un nuevo entorno lo cual redunda en beneficio de un cerebro en evolución, no decadente. 
La rutina acaba con la capacidad cognitiva. Entonces, la recomendación es cambiar de hábitos, aprender nuevas cosas, aprender idiomas, aprender oficios, leer, escribir, caminar nuevos caminos, hacer nuevos amigos, mantener apertura de mente en la apreciación de los problemas del entorno social y familiar, aprender sobre la salud de los viejos para cuidarse mejor, jugar juegos mentales. El reto consiste en alimentar periódicamente a la mente con información nueva, fresca, diferente. Cuando las actividades ya se realicen de manera automática y rutinaria, llegó el momento de cambiar de estrategias, hacer uso de la creatividad e ir en la búsqueda de nuevos logros.  El cerebro tiene la capacidad de seguir aprendiendo en tanto se le den los elementos necesarios para ello.

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