lunes, 2 de julio de 2012

Los cuidadores

En esta ocasión tengo el interés  de hacer algunas consideraciones sobre las relaciones interpersonales con la familia.  En épocas pasadas, hablando de parejas jóvenes, lo habitual era que el hombre saliera a trabajar y la mujer se quedara en casa al cuidado de los hijos; el hombre era el proveedor de todo lo necesario y la responsabilidad del cuidado doméstico era de la mujer.  Ese esquema de responsabilidades familiares contenía una muy marcada delimitación de obligaciones y actividades tanto para uno como para el otro miembro al frente de las familias y cada uno de los padres, tutores o responsables del cuidado de los chicos, se hacía cargo de atender asuntos distintos, que en conjunto cubrían los requerimientos de cada hijo.
Actualmente, el modelo de responsabilidad, presupone en realidad que no hay delimitación en las funciones: los dos miembros de la pareja -cuando hay una pareja al frente del núcleo familiar-  asumen la responsabilidad en forma compartida.  Ambos participan en todas las labores domésticas y del cuidado de los hijos. Ambos salen a trabajar, ambos conjuntamente o en forma separada, pueden llevar a los hijos a la escuela, a una visita al médico, a una fiesta escolar, etc. En la mayoría de los casos, comparten las responsabilidades atendiendo a la propia ocupación y disponibilidad de tiempo de cada uno.
Especialmente cuando los hijos son pequeños, y a pesar de la participación de ambos padres, con frecuencia tienen necesidad de recurrir al apoyo de guarderías, escuelas, personas de confianza, cuidadoras a domicilio, etc. que  se hagan cargo de los infantes por períodos de tiempo largos.  Estos espacios de tiempo que requieren el apoyo, generalmente coinciden con sus horarios de trabajo.
En el otro extremo de la responsabilidad familiar y tratándose de parejas no tan jóvenes,  están los jubilados, quizá viudos y viudas, individuos que tienen a cargo la responsabilidad de cuidar a sus nietos, adultos mayores enfermos o limitados ya por algún tipo de discapacidad.  La longevidad ha aumentado en los últimos años y sigue en crecimiento, pero ese logro en la prolongación de la edad biológica, crea responsabilidades de cuidado y atención muy especializada para las personas que así lo requieren.
Entonces, vivimos en una sociedad de “cuidadores” por necesidad o por obligación.  En España hablan de una generación “sandwich” derivada del envejecimiento poblacional.  La familia en muchos casos, no se reduce a los hijos y los nietos; incluye abuelos y bisabuelos. El sandwich se organiza entonces en dos pisos y la necesidad de cuidados a diferentes niveles se torna difícil o costosa para cualquier jefe de familia actual.
En atención a estas consideraciones, es menester hacer consciencia de lo importante que es compartir responsabilidades y aprender a ser cuidadores mientras se esté en condiciones adecuadas para auxiliar a otros sin descuidarse;  nadie sabe si en el futuro se tenga la necesidad de un cuidador obligado o voluntario, gratuito o remunerado.

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