Con el recuerdo de La Vejez, canción de Alberto Cortez –cantautor argentino nacido en 1940- y el ensayo sobre La Vejez, escrito por Simone de Beauvoir –escritora francesa fallecida en abril de 1986 a los 78 años- y sus muy particulares apreciaciones sobre ella, dirijo la atención hacia otras formas de acercarse a la comprensión de esta parte de la vida humana. Como es habitual, la propuesta tiende a destacar el enfoque positivo, sin dejar de lado -que siempre existe- el negativo.
Existen diferentes disciplinas que han estudiado la vejez y cada una aporta definiciones diversas que no se pueden considerar verdades absolutas, porque cada una en su singularidad conceptual considera elementos importantes y omite otros que también lo son. Esto, lo único que indica, es la dificultad para comprender a cabalidad esta etapa de vida de las personas.
Si se parte de la idea de que el hombre es un ser biopsicosocial, es necesario comprender la complejidad de su naturaleza humana para entenderla integralmente. El concepto biopsicosocial, consta de tres componentes que desglosados en su individualidad se refieren a diferentes aspectos de su conformación.
El componente bio significa vida, es decir, el hombre es un ser vivo y en este sentido, en el ámbito de las ciencias médicas y de la salud, la composición biológica y el funcionamiento de todos los órganos, aparatos y sistemas, es primordial para su salud. El deterioro físico que se presenta en edades avanzadas es insoslayable; a cambio tiene otros privilegios que con frecuencia olvida. Sin embargo, este es sólo un aspecto de su composición.
El componente psico significa alma, mente o actividad mental; esta parte de su naturaleza le permite pensar, analizar, tener consciencia o estar consciente de su existencia y al mismo tiempo ser capaz de experimentar emociones. Esta parte de la naturaleza humana no tiene corresondencia en tiempo y forma con el desarrollo y la maduración física.
El componente social significa que el hombre pertenece a un grupo de entes semejantes a él y otros seres vivos con los cuales es capaz de interactuar y mantener relaciones variadas de convivencia.
En términos muy generales, sin embargo, se asume como indicador de la vejez, la edad. Pero considerando que el ser humano transita a lo largo de su existencia por varias edades: biológica, psicológica y social, se tendría que pensar también, que el envejecimiento se va produciendo en diferentes momentos y considerando diferentes parámetros. Si la edad biológica se mide por la capacidad funcional de los sistemas vitales, la psicológica se mide por la capacidad de adaptación a lo largo de la historia de vida de cada individuo y la edad social se mide por los diferentes roles que el individuo es capaz de asumir dentro de su contexto social, es de comprender que cada una de estas edades madura, desarrolla, fortifica y declina de manera asincrónica.
Las definiciones de “vejez” que derivan de las ciencias biológicas y de la salud, centran su atención en el deterioro de las funciones y estructuras orgánicas, es decir las características relacionadas con la edad biológica; pero ignoran características de las otras edades que son tan importantes como la primera.
El hombre viejo y deteriorado físicamente, no está incapacitado para pensar, sentir, disfrutar y mantener relaciones de convivencia y continuar asumiendo roles distintos dentro del grupo o los grupos a los cuales pertenece. En algunos casos el cuerpo pierde facultades motrices y a pesar de ello el cerebro conserva la lucidez para escribir o verbalizar sus apreciaciones de vida y para socializar. En otras palabras, los distintos tipos de edades no se corresponden y no guardan un equilibrio o sincronía entre ellos.
En conclusión, la edad biológica no puede ser el parámetro único y universalmente aceptado para categorizar a las personas como viejas o jóvenes. La misma OMS (Organización Mundial der la Salud) determina que “Las definiciones categóricas de viejo, tercera edad, mayor y envejecimiento no son ni claras ni universalmente aplicables. Viejo es un término específico de cada persona, cultura, país y género. Las definiciones pueden variar entre ambos sexos a medida que los acontecimientos de la vida contribuyen a las transiciones del envejecimiento, por ejemplo, la jubilación del trabajo. Una definición cronológica de tercera edad o de persona mayor se usa con mucha frecuencia, pero es cuestionada……”
Finalmente, parafraseando a Elena Poniatowska cuando se refiere al ensayo La vejez mencionado al inicio de este comentario, apunto: “Resultaría chabacano decirle a la señora De Beauvoir que es vieja porque quiere. Algunos ancianos sienten que la vejez es la época privilegiada de su existencia, la edad de la sabiduría y de la paz. Claro que la pérdida de la virilidad y la feminidad desespera, pero también comporta algunas ventajas…”
Con el deseo de que a lo largo de este año y especialmente en la parte final conserven paz espiritual y salud, reciban un fuerte abrazo virtual.
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