domingo, 17 de agosto de 2014

La mayor parte de las incomodidades de la vejez no vienen ordinariamente, sino del mal uso que se ha hecho de la juventud.
                                         SAN BERNARDO DE CLARAVAL. (1090-1153)
EJERCICIO FISICO DURANTE EL ENVEJECIMIENTO



El envejecimiento es una parte integral y natural de la vida. La forma en que envejecemos y la experiencia de este proceso, salud y habilidad funcional, no sólo dependen de nuestra carga genética, sino también y más importante, de lo que hemos hecho durante la vida, cómo y dónde hemos vivido.
Conforme aumenta la edad, se incrementa la frecuencia de enfermedades crónico degenerativas y aumentan las limitaciones en la funcionalidad física y mental. Si se modifica el estilo con una alimentación adecuada y ejercicio físico, se evitarían mucho de los padecimientos de larga evolución y sus complicaciones con lo cual los adultos mayores continuarían siendo productivos, ya que harían extensivos  sus conocimientos, experiencia y elementos de juicio a quienes lo rodean.
Hay evidencias que proponen que más de la mitad del padecimiento de la capacidad física en los ancianos es debida a inactividad, aburrimiento y supuestas enfermedades. En la actualidad los profesionales de la salud, así como la población en general, están conscientes  de que la actividad física es crucial para un envejecimiento exitoso.
Ante este panorama, es necesario capacitar a los promotores de salud gerontológica como instructores de ejercicio físico para adultos mayores, los cuales serán los encargados de dirigirá grupos reducidos, con el fin de que realicen con éxito la tarea encomendada y se eviten posibles riesgos.
Se define a la actividad física como cualquier movimiento corporal producida por el sistema musculo esquelético. Asimismo, el ejercicio físico es una modalidad de actividad física, de tipo específica, libre y voluntaria, con movimientos corporales planeados, estructurados y repetitivos, realizados para mejorar o mantener una o más cualidades biomotoras (caminar, correr, saltar, y nadar entre otras ), para lo cual es indispensable cierta periodicidad, pero sin establecer competiciones.
Por otro lado, el deporte es la actividad  física de competición, en la que se valora intensamente la práctica del ejercicio físico bajo cierto orden y reglas de juego.
Las actividades como alimentarse, dormir, vestirse y desplazarse de un sitio a otro, así como las laborales y caseras no se les considera ejercicio físico, aunque implique consumo de energía, debido a que son indispensables para la vida o impuestas por la sociedad.
El propósito de este capítulo es presentar de manera accesible los conocimientos básicos sobre el ejercicio físico durante el envejecimiento, para que el promotor de salud gerontológica pueda orientar a los adultos mayores sobre el tipo de ejercicio que pueden practicar en forma amena y segura.    

*Sofía Hernández Rodríguez de León
COMO  ME  VES, TE VERÁS



En la sociedad actual, en la que se exalta el valor de la juventud y del lucimiento de la apariencia física, se trata de ignorar que la vida comprende un proceso natural e inevitable.
El niño aspira a ser grande; el adolescente  quiere  crecer lo antes posible para sentirse autosuficientes; los jóvenes viven como si la energía de su edad fuera inagotable; y el ciclo de la vida continúa su marcha.
Cada etapa, cada edad se aferra a su razón, a su punto de vista, a su forma de manejar la vida, como si ese criterio fuera el único, correcto e infalible.
Las distancias de opiniones se alejan cada vez más con los años; las brechas intergeneracionales se hacen más profundas y la comunicación se rompe.
Con esta base de problemática social, se han  venido realizando espacios de encuentro entre personas que pertenecen a generaciones diferentes, con el fin de aprovechar la riqueza que cada una de ellas puede ofrecer.
Estos encuentros pretenden:
  • Descubrir las potencialidades que ofrecen las diferentes generaciones.
  • Aprovechar la riqueza de la experiencia, elemento de transmisión cultural; analizar las constantes que se hereda de generación a generación.
  • Preparar a la persona mayor en la organización de su propia vida.
  • Tomar conciencia de la riqueza de la persona, en las diferentes etapas.
  • Sensibilizar a la población de la necesidad de vivir juntos.
  • Promover la conciencia de utilidad y autoestima.
Estos grupos realizan encuentros de personas de diferentes edades, normalmente del mismo ámbito familiar y social, en los que un equipo de coordinación  organiza la sesión en función de los objetivos específicos que se persigan.
Principalmente las organizaciones civiles de todo el mundo se han interesado en organizar este tipo de actividades, sin esperar que las autoridades gubernamentales identifiquen la importancia y trascendencia de este tipo de iniciativas.
¡Bien por la autodeterminación de la sociedad civil! 
La paciencia y los pacientes



Uno de los muchos inconvenientes que conlleva el enfermarse y tener que acudir a varios profesionales de la salud en busca de opiniones que ayuden a normar un criterio y poder tomar decisiones en caso de diagnósticos temerarios inesperados, es encontrarse con discrepancias tanto en el diagnóstico como en el tratamiento sugerido.
La necesidad de un diagnóstico certero, es punto más que obligado en todos los casos, especialmente en aquellos en que el tiempo es determinante para que una atención oportuna pueda evitar que avance el padecimiento o incluso se pueda salvar la vida de un paciente.  Aunque el tal “paciente” la cualidad que menos es capaz de demostrar –por obvias razones-, es la paciencia.
Y estos inconvenientes no sólo se presentan, ni son privativos de las instituciones de salud del sector público; también ocurren en las instituciones de salud privadas y en los consultorios profesionales médicos independientes a los que algunos pacientes -quienes tienen las posibilidades de pagar honorarios médicos altos- acuden. Se encuentran a veces opiniones tan variadas que en lugar de hacer luz e iluminar el entendimiento del interesado, lo que hacen es dejarlo confundido.
La medicina socializada poseedora de una plantilla médica insuficiente para atender la demanda creciente de enfermos y el también insuficiente abastecimiento de medicamentos con oportunidad por una parte; y por otra la carencia de recursos de las mayorías de enfermos quienes no pueden acceder a hospitales privados o acudir a médicos particulares, son las dos caras de una moneda que sería erróneo etiquetar como “falsa”.  Porque sin embargo, en ambas caras de la moneda existen los aciertos médicos; en ambas existe la negligencia médica; en ambas existen intereses: institucionales y personales.
Las redes sociales formales de los derechohabientes –los que tienen la fortuna de contar con ellas-,  día con día resuelven casos de diferente índole a veces con éxito y en ocasiones sin él.  No obstante es necesario hacer un reconocimiento a esa labor de apoyo al cada vez más creciente número de enfermos que se muestra inconforme –a veces con razón- porque siente no ser atendido a satisfacción.  Por su parte los médicos deben  cubrir una cuota de atención por día que también los desgasta y los automatiza, acción que demuestran con un trato frío y deshumanizado al paciente.
Muchos adultos mayores especialmente son demandantes de un trato considerado y cálido que alegraría en gran medida al menos su estado de ánimo.  No se trata de otorgarles privilegios; tampoco se pide llamarlo con neologismos etáreos como madre, madrecita, abuelita.  Se trata de hacerse solidarios con las limitaciones y la pérdida de facultades que en razón del proceso de envejecimiento paulatinamente van perdiendo. Se trata de ser pacientes, en el sentido más estricto,  de esperarlo con tranquilidad porque sus ritmos se han vuelto lentos.  Se trata de permitirle hablar y no suponer o adelantarse a lo que él intenta decir.  Se trata de respetar su condición como la de cualquier otro ser humano y darle el trato digno que merece.
Recientemente, tuve la necesidad de consultar a un médico especialista del IMSS.  Lo encomiable fue la puntualidad con la que me recibió.  Era una cita de primera vez y mi gran interés se enfocaba en un padecimiento que me parece se ha vuelto crónico; he consultado ya otras opiniones y esta consulta para mí era definitoria para decidir entre continuar con un tratamiento que lleva varios años –y que al parecer no ha dado resultados satisfactorios- o buscar otras alternativas. 
El médico, un joven de trato  amable, estaba asistido por una chica también joven, infiero que era estudiante de las que están haciendo su residencia o servicio social o como sea que se llame y que se mantienen como observadores de las acciones del médico; éste les hace comentarios y les da indicaciones profesionales.  Todo eso está muy bien, se entiende.  Pero el cuestionamiento que ahora me hago es el siguiente: ¿cuál es la prioridad en la clínica? ¿Capacitar al médico residente o atender al paciente? ¿o las dos cosas en paralelo?
Por qué digo esto.  En tres o cuatro intentos que tuve de decirle al médico el motivo por el cual yo había acudido a la consulta, me cortó la palabra y me impidió hablar. Los estudios de laboratorio y las radiografías que yo llevaba a mostrarle, ni siquiera las vio.   El galeno estaba más atento a decirle a la asistente sus conjeturas que en escuchar mis motivos.  Finalmente me pasó a la mesa de exploración, me revisó y me preguntó si tenía yo alguna duda o pregunta para él, a lo cual contesté que si no me había escuchado durante toda la sesión, qué caso tenía que yo le preguntara cualquier cosa.  Su respuesta fue que sólo disponía de veinte minutos para atender a cada paciente y no podía entretenerse.

Me quedó claro que lo que menos existe en estos tiempos, es la paciencia, esa virtud que según dice el diccionario, hace soportar los males con resignación y que yo agregaría que esa cualidad va más allá de soportar o tolerar algo o a alguien;  es en otro sentido,  una disposición que exige poner atención a aquello que lo requiere. Si el médico ni siquiera dirige su mirada al interlocutor, éste se siente ignorado.  Si el doctor no escucha al paciente, cómo se puede enterar de lo que le aflige.  Si el médico se pone a teclear y escribir en su computadora al tiempo que conversa con otra persona que no es el paciente, está faltando a la menor regla de educación. Y si finalmente al paciente que ha sido ignorado de diversas maneras, el médico le pregunta si tiene alguna duda, el tal paciente está en su derecho de decirle al médico,  que ha perdido la capacidad de dialogo, que no sabe escuchar y que su misión de servicio no la está cumpliendo.  En resumen, esta red de apoyo formal pierde efectividad.
EN ESTA OCASIÓN EL  TEMA  ES UNA 

PREGUNTA:


 ¿QUÉ HACEN CON SU TIEMPO LIBRE?




Al mismo tiempo  lo que  implica la RECREACIÓN  y  el OCIO.
Iniciemos pues: El TIEMPO LIBRE es aquel que la gente dedica a aquellas actividades que NO corresponden a su trabajo formal ni a las tareas domésticas esenciales.

Con frecuencia decimos no me dio tiempo de realizar tal 

o cual actividad.

Les preguntaría: ¿acostumbran planear las actividades 

que realizaran por la mañana, tarde o noche,  cada día o 

cada semana?

Pues bien quiero decirles que nunca se levanten por la 

mañana sin saber qué hacer, ni se acuesten sin una 

esperanza. Ya que tienen que disfrutar el día, no lo 

dejen escapar porque una vez que ha pasado ya nunca 

más volverá.

Ahora bien,  el tiempo libre, la recreación y el ocio  NO 

SON SINÓNIMOS, pero  están fuertemente relacionados 

con la calidad de vida de cada uno de nosotros.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) Menciona 

que la Calidad de vida es: La percepción de los 

individuos de su posición en la vida en el contexto de 

su cultura y sistema de valores en la cual ellos viven y 

en relación a sus metas, expectativas, estándares e 

intereses.  

La calidad de vida tiene que ver con: Salud,  Apoyo 

social, Actividades de ocio, Condición económica, 

Satisfacción personal, Servicios de salud y sociales, 

Relaciones sociales, Calidad del ambiente, Relaciones 

familiares, Factores culturales…

El segundo de nuestros conceptos a definir es la 

RECREACIÓN,  significa: DISFRUTAR, DELEITARSE, 

DIVERTIRSE  REALIZANDO UNA ACTIVIDAD. 

La recreación en adultos mayores es un tema reciente 

derivado de nuevas necesidades sociales generadas a 

partir de la extensión de la longevidad.

 La nueva generación de viejos  cada vez está 
mostrando que en esta etapa de la vida del hombre se puede seguir disfrutando, jugando, aprendiendo, trabajando y siendo productivo.
Nuestro tercer concepto: EL OCIO es un ESTADO ELEVADO DE EMOCIÓN PLACENTERA QUE NO PERSIGUE UN BENEFICIO ESPECÍFICO MÁS ALLÁ DEL DISFRUTE.
Cada persona siente de vez en cuando un estado de experiencia óptima; esos momentos en los que uno experimenta  un profundo sentimiento de gozo y concentración creativa, en lo que se está  haciendo. Lo experimentamos cuando nos implicamos, de tal forma en una actividad, que perdemos la noción del tiempo y del espacio.
 Se produce  una sensación de vigorización, energía y plenitud que es más agradable que lo que se siente en el curso normal de la vida.  Rompe  la noción  del  tiempo  y  nos lleva  niveles  de  la  felicidad  real  muy disfrutable.

La práctica del ocio a través del  deporte, la pintura,  la lectura, los paseos,  admirar la naturaleza, armar rompecabezas, escribir, visitar algún museo, asistir a un concierto etc. La calidad de una experiencia ayuda a crear una mejor calidad de vida, que constituye el sentido de la existencia.

Te invito a que te levantes temprano, visualices tu día, 

te quieras mucho, come sano y variado, medita a diario, 

persigue tus sueños, crea hábitos saludables, 

 REGALATE TIEMPO, sonríe, cree en ti, aprende algo 

nuevo, rodéate de tus seres queridos, da, recibe y 

agradece, has lo que amas y ama lo que haces, aprecia 

tus logros. 

María Concepción Pérez Bravo
                                                                                  HASTA PRONTO