martes, 16 de junio de 2015




!Cuan Grande riqueza es, aun entre los pobres,  el ser hijo de buen padre! (Juan Luis Vives)

ERISIPELA, LA PIEL QUEMA


Esta infección cutánea puede presentarse en cualquier parte del cuerpo, aunque en la cara toma forma de mariposa; además de antiestética, resulta muy molesta y no es fácil erradicarla; no obstante, es importante que usted la conozca, pues es muy contagiosa.




En Francia, en el siglo XI, se registró la mayor epidemia de erisipela que reconozca la historia -de tal dimensión que recibió el nombre "fuego de San Antonio"-, afectando principalmente a personas desnutridas, mujeres recién paridas y, en especial, a alcohólicos. Con el descubrimiento de los antibióticos (en el siglo XIX) prácticamente desapareció, sin embargo, en años recientes se ha producido un aumento en la incidencia de esta enfermedad en los países industrializados, sin que haya una explicación todavía.
La erisipela es una enfermedad infecciosa y contagiosa de la piel que se produce a través de una bacteria (estreptococo del grupo A), la cual ingresa al organismo mediante pequeñas heridas, erosiones por rascado, picaduras de insectos, cicatrices abiertas de cirugía o úlceras en las piernas.
Primero se manifiesta como una mancha rojiza sobre la superficie de la piel, luego se va extendiendo y mientras las marcas antiguas se desvanecen, otras nuevas aparecen. Sobre la cara, la erisipela adquiere la forma característica de una mariposa, cubriendo mejillas y nariz, aunque también afecta con mucha frecuencia a brazos o piernas y ocasiona obstrucción del drenaje linfático (aquél que ayuda al desecho de compuestos tóxicos del organismo).
Esta afección es más habitual en ancianos, lactantes y recién nacidos, en quienes puede desarrollarse después de una infección en el ombligo mal tratada. Asimismo, corren alto riesgo las personas que tienen alteraciones en su sistema inmunológico (protege contra microorganismos infecciosos), quienes sufren várices o diabetes, así como enfermedades cardíacas o renales.
Al estreptococo le lleva entre 1 y 3 días ingresar al organismo, luego de lo cual habrán fiebre de 39 a 40 grados, escalofríos, malestar general, náuseas y vómitos, dolores de cabeza y articulares. Posteriormente aparecerá la referida mancha en la piel color rojo intenso, que provocará inflamación, aumento de temperatura en la zona y dolor, sobre todo al ejercer presión.
Las lesiones tienen márgenes bien definidos que se extienden mientras que la infección se disemina; las vesículas (ampollas) son frecuentes y en los ancianos puede presentarse hemorragia superficial.
En los adultos es más frecuente en el rostro, orejas y miembros inferiores, mientras que en los niños pequeños puede localizarse en el abdomen. Cuando afecta la cara es importante buscar focos causantes en la cavidad bucal.
La enfermedad evoluciona en un período de tres semanas, dejando como secuela una pigmentación rojiza en la zona en que se ha presentado. No es raro que se manifieste en vulva, vagina o pene, donde genera los mismos indeseables síntomas, aunque se han registrado casos en los que la infección puede diseminarse a otras áreas como articulaciones, huesos y válvulas cardíacas, lo que pone en peligro la vida del paciente.

Durmiendo con el enemigo

Los estreptococos del grupo A pueden causar distintas y peligrosas infecciones, por ejemplo en la garganta (amigdalitis), en la sangre (septicemia) y en las heridas, no obstante, pueden vivir en intestinos, vagina, vía respiratorias o en otra parte del cuerpo sin causar problemas y permanecer así durante largo tiempo.
En la piel, las bacterias tienden a generar infecciones en las capas profundas, donde suelen diseminarse y causar rápida destrucción de tejidos (fascitis necrotizante); por razones desconocidas este parece ser el rasgo característico de la erisipela en nuestros días.
Es importante dejar claro que todos los estreptococos del grupo A tienen la característica de ser sensibles a la penicilina, medicamento que vía oral brinda grandes esperanzas en los casos tempranos de erisipela; no obstante, cuando la afección es más extensa será necesario el tratamiento intravenoso, pues de esta manera se disminuyen las posibilidades de reinfección.
En algunos casos, especialmente en pacientes que han sido tratados demasiado frecuentemente con antibióticos, los estreptococos pueden ser resistentes a estos, utilizándose entonces como medicamentos de reserva cefalosporinas o cloxacilina. La elección la hará el dermatólogo, especialista médico en afecciones en la piel.
Para el alivio de las molestias locales, especialmente la sensación de tirantez, calor, comezón y a veces dolor, se pueden utilizar compresas frías con hielo y analgésicos vía oral. Si hay fiebre se podrá utilizar paracetamol o ácido acetilsalicílico para bajar la temperatura y calmar el dolor muscular.
La mejor manera de prevenir la erisipela es atendiendo las posibles causas; por ejemplo, los pacientes con insuficiencia venosa o con várices deberán llevar a cabo el tratamiento y los cuidados de estos padecimientos para evitar recaídas. Si el origen es una infección por hongos entre los dedos de los pies, debe tratarse durante el tiempo necesario hasta erradicarla para evitar que la erisipela se repita.
No descuide ningún tipo de herida, sobre todo si usted padece diabetes; lávela con agua, jabón y aplique algún antiséptico de venta libre. Finalmente, si a lo largo de su vida ha sufrido alguna de las enfermedades causadas por estreptococo del grupo A, confirme con su médico que la bacteria no se aloja en su organismo, ya que puede "camuflarse" por largo tiempo, repentinamente aparecer y causar serios problemas.
SyM - Lido Coronado
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LOS PADRES, LO QUE SON Y DEBEN SER






Cuando se es niño, los padres representan,  para la mayoría de los hijos: el poder, la fuerza, la seguridad, el conocimiento.
Conforme el cuerpo crece, la mentalidad cambia.  Al llegar la adolescencia se ve a los padres con más realismo; se les deja de idealizar, se les enfrenta y hasta se les reta, aunque, si hubo amor, éste no desaparece.
La adultez y madurez nos llevan a un reencuentro. Ahora sí los entendemos; recorremos el camino andado por ellos; sentimos las mismas preocupaciones  y responsabilidades; entendemos por lo que pasaron, pero… ¿comprendemos lo que están viviendo?
Los padres ya están en la vejez y esta etapa representa que ellos  no son, o no deben ser: el sostén económico y material de hijos y nietos;  los cuidadores de nietos y casa; los ayudantes domésticos, los invisibles sin voz ni voto.
El tiempo que han vivido los ha cambiado. Notamos sus limitaciones creciente y las enfermedades que se acumulan; cuesta trabajo aceptar que el padre de nuestra infancia va desapareciendo.
Las reacciones  de los hijos adultos son diversas, de acuerdo a su propia historia de vida. Podemos apreciar desde la indiferencia y desprecio; la sobreprotección que inhabilita, o el interés sensible  por proporcionar el apoyo que requieren y solicitan, aun sin palabras, respetando su independencia y autodeterminación, y sin hacerlos sentir como una carga.
Lo sobresaliente, que debemos identificar en los padres ancianos, es su papel de orientadores y consejeros para hijos y nietos. Su papel de transmisores de valores, tradiciones y cultura. Su presencia de amor incondicional.
Los hijos debemos tener presente que el agradecimiento es la más elemental obligación.  El respeto,  el mandato de “honrar a los padres”, se materializa en los cuidados materiales que les proporcionemos; en ofrecerles cariño, comprensión, compañía.
Debemos tener la sensibilidad para identificar sus ansiedades, angustias y temores:
- Temor a la muerte.
- Jubilación.
- Temor a la enfermedad o a la invalidez.
- Miedo al abandono, a la soledad


Todo esto encuentra su mejor remedio en el amor, el perdón y la gratitud que los hijos, los nietos y la familia puede darle a un ser humano en este momento de su vida por el cual todos algún día vamos a pasar.

LOS ANCIANOS APRENDEN A CUIDAR SUS PIES





Más del 70 por ciento de los mayores de 65 años tienen algún trastorno en sus pies. Esto ocurre porque a cierta edad el cuidado de esta parte del cuerpo es más difícil, pero también hay que tener en cuenta que las revisiones médicas pasan por alto el cuidado podológico a no ser que el propio paciente se queje de problemas en sus pies, lo que ocurre sólo en el 26 por ciento de las ocasiones, según recientes estudios epidemiológicos

Unas 7.000 personas acogidas al Programa de Termalismo del Imserso participan en la campaña “Pensando en los pies”, cuyo principal objetivo es la detección precoz de enfermedades podológicas en la población anciana de nuestro país. El proyecto ha sido puesto en marcha por el laboratorio farmacéutico Novartis junto a la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, la Academia Española de Dermatología y Venereología y el Imserso.

A lo largo del mes de octubre, tiempo en el que se ha realizado el estudio, diversos podólogos y reumatólogos han llevado a cabo la revisión podológica de los ancianos. Paliar la falta de información sobre las patologías del pie, y por consiguiente la falta de atención a éstas, es otro de los fines de este proyecto que se desarrolla en veinte balnearios adscritos a los programas del Imserso y repartidos por toda la geografía española.

Según el doctor Francisco Guillén, presidente de la Comisión Nacional de Gerontología y jefe de Geriatría del Hospital de Getafe, de Madrid, “hay que tener muy en cuenta el cuidado de los pies, sobre todo en personas mayores porque estos trastornos disminuyen su capacidad de movimiento y empeoran su calidad de vida” y, por tanto, están más asumidos por la población.

Hongos, los más frecuentes
“Las enfermedades más comunes en los ancianos son las infecciones por hongos, como la tiña de pie y la tiña de uña u onicomicosis, pudiendo afectar hasta al 30 por ciento de la población geriátrica”, explica el doctor Pablo Lázaro, jefe del Servicio de Dermatología del Hospital Gregorio Marañón de Madrid. “Para la prevención de estas patologías –continúa Lázaro- todas las personas, pero sobre todo los ancianos, deben realizar revisiones periódicas de sus pies, llevar un calzado adecuado y adoptar determinados hábitos de higiene”.

Algunas de estas normas de cuidado de los pies, sobre todo en los mayores, son “el lavado diario con agua tibia y jabón neutro, cortar las uñas rectas y secar bien los pies, sobre todo en los espacios interdigitales”, según comenta Virginia Novel, directora de la Clínica Podológica de la Universidad de Barcelona y Presidenta del Consejo General de Colegios de Podólogos de España.

Reticencias para ir al especialista
Aunque la atención primaria está perfectamente preparada para ver y diagnosticar muchas de estas patologías, son los pacientes los más reticentes a la hora de descalzarse y enseñar los pies a su médico. El problema se agrava aún más si esta persona pertenece a la tercera edad, ya que el simple hecho de agacharse para quitarse el calzado supone un gran esfuerzo.

“La persona mayor debería tener acceso a las revisiones podológicas dentro del sistema sanitario”, explica Novel, “la causa es muy simple, deben realizar estas visitas al especialista más de una vez al año y en cada ocasión deben realizar un desembolso de dinero”.

Según el doctor Francisco Guillén, “hay otro tipo de cuidado como es el de la boca y los ojos, que al igual que el de los pies deben ser costeados por el paciente, pero con los que los medios de comunicación y otras instituciones están más sensibilizados”.


http://www.dmedicina.com/enfermedades/enfermedades-del-pie/2002/10/27/ancianos-aprenden-cuidar-pies-5253.html

TIPS PARA EL CUIDADO DE LOS PIES







Aprender de EL CUIDADO DE LOS PIES EN LA TERCERA EDAD para personas mayores

La estructura de los pies es tan fuerte que podemos pasarnos muchos años abusando de ellos, antes de sentir alguna molestia. Por ello ha existido, más antes que ahora, cierta tendencia a descuidarlos. Son muchas las personas que llegan a la tercera edad con los pies extremadamente resecos, con durezas e incluso deformados por el calzado inadecuado.
He aquí algunos consejos para el cuidado de nuestros pies:

Cuando llegues a casa descálzate y camina apoyando de forma ostentosa todo el pie sobre el piso, exagerando el movimiento y tratando de movilizar todos los huesos. Esto activará la circulación y aliviará la tensión. Luego en la ducha, aprovecha para pasar una piedra pómez en las durezas.
Una vez que salgas de la ducha, seca bien tus pies, pasando la toalla entre los dedos. Si no seca bien las regiones interdigitales, puede ser origen de un proceso micótico (hongos).
Cuando tus pies estén muy cansados y doloridos, ponlos en remojo durante unos minutos en agua tibia con una cucharadita de sal y otra de bicarbonato.

Siéntese en algún lugar cómodo y en crema los pies. Si la crema está formulada para los pies, es mucho más refrescante, suavizando y mejorando el aspecto de los pies.
Aprovecha para darte un auto-masaje, concentrándote en las zonas de más presión: el talón y la línea donde comienzan los dedos. Presiona con tu mano en forma de puño, haciendo fuerza durante 2 o 3 segundos, repitiendo aproximadamente diez veces. Los masajes con aceites esenciales también suavizan la piel endurecida.
Acostarse, en lo posible con un almohadón debajo de los pies, para levantar la zona y hacer que la circulación alivie las tensiones.
En cuanto a las uñas, córtalas rectas para evitar que al crecer se formen uñeros. Usa limas de cartón para los contornos y pulidores para alisar la superficie.
Los pies, que durante todo el día aguantan el peso del cuerpo y nos mantienen estables, deberían ser objeto de nuestra atención y más especialmente en la tercera edad, dedicándoles un ratito, al menos una vez a la semana. ¡Se lo merecen!
Consulta periódicamente a un médico y podólogo, en especial si presentas algún tipo de enfermedad metabólica como la diabetes o problemas ortopédicos.
Y no olvidar que la elección de un buen calzado, cómodo y de materiales blandos, es de vital importància para cuidar nuestros pies.


http://www.vejezyvida.com/el-cuidado-de-los-pies-en-la-tercera-edad/